Día 111: Saúl envidia a David y ordena su muerte

INTRODUCCIÓN

  • David empieza a tenerle miedo a Saúl. Después de que David ha vencido a Goliat, Saúl quiere rendirle un homenaje, pero hay algo que nace en el corazón. Saúl tiene celos de David y su corazón se llena de envidia.

  • Jonatán, el hijo de Saúl, empieza a darse cuenta de que David es un buen hombre. David y Jonatán van a entablar una gran amistad.

  • Vale la pena resaltar que la amistad es algo ejemplar y tal vez muchas veces nos olvidamos lo lindo, lo noble, lo bueno, lo increíble que puede ser tener un buen amigo. Tener el afecto y el cariño de una persona. Pueden ser dos hombres, dos mujeres, pero una amistad sincera pura. Cuando uno se siente atraído por la otra persona por sus similitudes, por su personalidad, porque son compatibles, porque pueden compartir, porque pueden ser buenos amigos.

  • Jonatán y David saben que tienen cosas interesantes que pueden compartir, que pueden crecer, que pueden hacer juntos. Jonatán es un hombre sobresaliente, se destaca por su valor y se da cuenta que David ha puesto su confianza en Yahvé.

  • David y Jonatán van a hacer un pacto de amistad y este pacto lo veremos de aquí en adelante, porque va a ser muy importante para David. Es un pacto vitalicio que les va a ayudar a ellos en cada uno de los momentos que leeremos de aquí en adelante.

  • Hoy leeremos 1 Samuel 18-19 y el Salmo 59. Este es el día 111.

PUNTOS CLAVE

  • David y Jonatán fueron conscientes de su afinidad y entablaron una gran amistad.

  • David empieza a ser una gran figura pública y de aquí en adelante esa posición le va a traer problemas de envidia con Saúl. Gracias a este pacto que tienen de amigos Jonatán y David, David logra salvar su vida. Jonatán estuvo insistiendo a su padre que por favor no tomara la vida de un inocente.


  • De la experiencia de David sirviendo a Saúl debemos aprender que no podemos ser ingratos con las personas que nos ayudan o hacen cosas por nosotros. Y lo que nosotros hacemos por demás, no podemos echarlo en saco roto.


  • David tiene un carisma muy especial. Se dice que es popular, la gente le empieza a querer, empieza a ser aceptado por el pueblo, Dios lo ha bendecido de muchas maneras. Es un hombre grande. Dios ha mirado su corazón y ahora la gente se da cuenta de que no es sólo agradable exteriormente sino interiormente. Su atractivo es por dentro y por fuera.

  • David se prepara para seguir siendo fiel al rey, pero el rey no logra aceptar que este hombre sea más famoso que él. A Saúl no le gustó que las mujeres cantaran a favor de David, sintió celos. No le gustó que David sea aceptado y admirado por el pueblo. ¿No nos pasa a nosotros lo mismo con gente a nuestro alrededor que le empieza a ir bien y nosotros sentimos envidia? Porque son del pueblo, porque son del barrio, porque son de la familia, comenzamos a pensar: “¿Por qué les va bien a ellos y a nosotros no?” O si ayudas a cierta persona, has pensado “¿Por qué le tiene que ir mejor que a mí?” Es algo dramático, y hoy los dramas no se acaban.


  • David está tocando su arpa y Saúl le lanza a matar y escapa de la muerte una vez más. Ya son varias las veces que David ha escapado. David estaba tocando el arpa y de improviso Saúl saca su lanza y la arroja contra David, pero este logró esquivarla.


  • David escapa y se va del palacio. Aquí nos daremos cuenta como Mical, hija de Saúl y mujer de David, sí está realmente enamorada de él. Ella también lo salva de Saúl, quién manda a unos mercenarios a la casa de su hija y de David para que lo maten. Gente que no tiene ningún temor de Yahvé y que van a cumplir la orden del Rey.

  • Ya nos hemos dado cuenta de que el amor lo vence todo. Esta mujer ama a David y le dice: “Es mejor que escapes. Vete de aquí. Vete de aquí.” Y prefiere mentirle a su padre a permitir que su esposo muera. Hay que tener grande admiración por esta mujer, pues ha salvado a nuestro héroe el día de hoy. ¡Qué mujer más fuerte! Hace que el ejército del Rey no encuentre a su esposo, no le importa perderlo todo y ponerlo en riesgo, porque ella ama a David.


  • Vemos también que David es muy disciplinado. Saúl intenta matarlo una y otra vez y fracasa. Da órdenes para que le quiten la vida. Vuelve a fracasar. Pareciera que en algunos momentos David se arrepintiera de servirle, pero no, no se arrepiente. Parece que David le tiene miedo a Saúl, pero no se arrepiente de servirle porque sabe que él es el ungido de Yahvé. ¿Cuántas veces nosotros decimos: “No voy a servir más en la Iglesia porque uno de los ungidos falló?” O porque alguno del grupo falló, porque alguno de mi familia falló. Y nos alejamos de Dios, de la familia, de los amigos. Mucha gente falla, aunque haya sido ungido, falla.


  • David sigue fiel, ayudando, haciendo todo lo posible para que todo siga bien. Nosotros también debemos tener respeto por los demás y, aunque los demás atenten contra nuestra vida, aunque los demás incluso tratan de matarnos, no podemos desconocer que ellos son también ungidos amados por Dios. Es mejor salir huyendo y decir: “Aquí corrió un cobarde,” que “Aquí murió un valiente.”

  • ¿Cuántas veces hemos podido evitar problemas y simplemente no somos como David y escapamos o nos escabullimos? Qué lindo sería que cuando haya un injusto agresor que me grita no responda yo con un grito, no le devuelva un golpe a la persona que es un agresor injusto, sino que me escape y después trate de reconciliarme.


  • David tiene un corazón como el de Dios, listo para perdonar, listo para servir. Un corazón que no guarda rencor. Que no guarda envidia. Que no guarda venganza.


ORACIÓN FINAL DE Fr. SERGIO

"Digamos al Señor: “Señor queremos un corazón semejante al tuyo, como el de David, para que nosotros también podamos servir. Para que podamos ser mansos, humildes, pero sobre todo para que podamos escuchar tu voluntad. Para que podamos ser dóciles siempre a tu palabra. Para que no dejemos que la ira, el engaño, las cosas malas, se apoderen de nosotros. Cualquier espíritu del mal, como se apoderaba de Saúl.

Qué El Señor cada día nos haga más libres para amar con amaba David, pero más que como amaba David, para que tú y yo podamos amar como nos ha amado Jesucristo. Incluso desde la Cruz decía al Padre: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Así que hoy es un buen día para perdonar a nuestros injustos agresores. Y tal vez si tú has sido uno de los injustos agresores para con alguien, acércate y pide perdón. Busca la reconciliación y haz tu corazón más sensible y semejante al de nuestro Señor.

Antes de despedirme como siempre quiero por favor pedirles que oren por mí para que sea fiel al ministerio que se me ha confiado. Para que pueda seguir viviendo con fe esto que leo esto que comparto con ustedes. Para que pueda enseñar la verdad y, sobre todo, para que yo también pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!"


COMENTARIOS ADICIONALES

Exhortación Apostólica Post-Sinodal Christus Vivit del Santo Padre Francisco.


La amistad es un gran regalo de Dios


151. La amistad es un regalo de la vida y un don de Dios. A través de los amigos el Señor nos va puliendo y nos va madurando. Al mismo tiempo, los amigos fieles, que están a nuestro lado en los momentos duros, son un reflejo del cariño del Señor, de su consuelo y de su presencia amable. Tener amigos nos enseña a abrirnos, a comprender, a cuidar a otros, a salir de nuestra comodidad y del aislamiento, a compartir la vida. Por eso «un amigo fiel no tiene precio» (Si 6,15).


152. La amistad no es una relación fugaz o pasajera, sino estable, firme, fiel, que madura con el paso del tiempo. Es una relación de afecto que nos hace sentir unidos, y al mismo tiempo es un amor generoso, que nos lleva a buscar el bien del amigo. Aunque los amigos pueden ser muy diferentes entre sí, siempre hay algunas cosas en común que los llevan a sentirse cercanos, y hay una intimidad que se comparte con sinceridad y confianza.


153. Es tan importante la amistad que Jesús mismo se presenta como amigo: «Ya no los llamo siervos, los llamo amigos» (Jn 15,15). Por la gracia que Él nos regala, somos elevados de tal manera que somos realmente amigos suyos. Con el mismo amor que Él derrama en nosotros podemos amarlo, llevando su amor a los demás, con la esperanza de que también ellos encontrarán su puesto en la comunidad de amistad fundada por Jesucristo[80]. Y si bien Él ya está plenamente feliz resucitado, es posible ser generosos con Él, ayudándole a construir su Reino en este mundo, siendo sus instrumentos para llevar su mensaje y su luz y, sobre todo, su amor a los demás (cf. Jn 15,16). Los discípulos escucharon el llamado de Jesús a la amistad con Él. Fue una invitación que no los forzó, sino que se propuso delicadamente a su libertad: «Vengan y vean» les dijo, y «ellos fueron, vieron donde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Después de ese encuentro, íntimo e inesperado, dejaron todo y se fueron con Él.


154. La amistad con Jesús es inquebrantable. Él nunca se va, aunque a veces parece que hace silencio. Cuando lo necesitamos se deja encontrar por nosotros (cf. Jr 29,14) y está a nuestro lado por donde vayamos (cf. Jos 1,9). Porque Él jamás rompe una alianza. A nosotros nos pide que no lo abandonemos: «Permanezcan unidos a mí» (Jn 15,4). Pero si nos alejamos, «Él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo» (2 Tm 2,13).


155. Con el amigo hablamos, compartimos las cosas más secretas. Con Jesús también conversamos. La oración es un desafío y una aventura. ¡Y qué aventura! Permite que lo conozcamos cada vez mejor, entremos en su espesura y crezcamos en una unión siempre más fuerte. La oración nos permite contarle todo lo que nos pasa y quedarnos confiados en sus brazos, y al mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afecto, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando «le abrimos la jugada» a Él, le damos lugar «para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer»[81].


156. Así es posible llegar a experimentar una unidad constante con Él, que supera todo lo que podamos vivir con otras personas: «Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Ga 2,20). No prives a tu juventud de esta amistad. Podrás sentirlo a tu lado no sólo cuando ores. Reconocerás que camina contigo en todo momento. Intenta descubrirlo y vivirás la bella experiencia de saberte siempre acompañado. Es lo que vivieron los discípulos de Emaús cuando, mientras caminaban y conversaban desorientados, Jesús se hizo presente y «caminaba con ellos» (Lc 24,15). Un santo decía que «el cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de leyes que hay que cumplir, de prohibiciones. Así resulta muy repugnante. El cristianismo es una Persona que me amó tanto que reclama mi amor. El cristianismo es Cristo»[82].


157. Jesús puede unir a todos los jóvenes de la Iglesia en un único sueño, «un sueño grande y un sueño capaz de cobijar a todos. Ese sueño por el que Jesús dio la vida en la cruz y el Espíritu Santo se desparramó y tatuó a fuego el día de Pentecostés en el corazón de cada hombre y cada mujer, en el corazón de cada uno […]. Lo tatuó a la espera de que encuentre espacio para crecer y para desarrollarse. Un sueño, un sueño llamado Jesús sembrado por el Padre, Dios como Él –como el Padre–, enviado por el Padre con la confianza que crecerá y vivirá en cada corazón. Un sueño concreto, que es una persona, que corre por nuestras venas, estremece el corazón y lo hace bailar»[83].

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Referencias

[80] Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiae II-II, q. 23, art. 1.


[81] Discurso a los voluntarios de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud en Panamá (27 enero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (1 febrero 2019), p. 17.


[82] S. Óscar Romero, Homilía (6 noviembre 1977): Su pensamiento, I-II, San Salvador 2000, 312.


[83] Discurso en la ceremonia de apertura de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud en Panamá (24 enero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (25 enero 2019), p. 6.


(Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 30 de abril de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html#_ftn80)