Día 65: Israel se levanta contra Moisés y Aarón

INTRODUCCIÓN

Continuamos con Números, capítulo 16; Deuteronomio 15 y 16; y tendremos el salmo 97. Pero quisiera que recordaremos un poquito como el día de ayer el Señor le recuerda a los israelitas que deben llevar siempre la Ley en todo momento y para esto les dice que en los bordes de los flecos de sus ropas deben colocar un cordoncito especial para que cuando lo vean que se acuerden que el Señor les ha dado unos mandamientos y cuando se acuerden de ellos pues lo más obvio es que los cumplan.


Tanto en el trabajo como en todo lugar, siempre existen las tentaciones de dejarnos llevar por los impulsos. El Señor decía que no nos podemos llevar por los impulsos ya sean del corazón o los deseos de nuestros ojos. No sé si usted les ha pasado, pero a mí me pasa. Para eso el señor nos invita también a hacer el ayuno para controlar todos esos impulsos que a veces nos dan. A veces uno no quiere comprar nada, pero está mirando y mirando y termina comprando algo. De hecho, cuando prestamos atención a lo que son los ojos podemos evitar muchas tentaciones y decir "Estoy concentrado demasiado en esto o en aquello" y podemos rectificar cada una de estas cosas. La respuesta no es dejar de ponerle atención a las cosas o al trabajo, sino tal vez tomar un poquito más en serio y ver qué es un buen recordatorio tener una ayudita y decir "Voy a colocar los mandamientos aquí cerca". Yo los tengo en mi oficina y a veces los leo, los recuerdo, tener algo a la vista. Tal vez no sean hoy los flecos, pero muchas personas tienen la biblia abierta en su casa. Tal vez tienen una alarma en el celular que les acuerda que hay que orar, que hay que ponerse en presencia del Señor. Algunos llevan una cruz en el pecho, algunos llevan un rosario y —no es sólo para que la gente los vea— sino es para que cada uno de nosotros recuerde que hay que tener a Dios en el corazón, que hay que estar en comunicación constante con Dios. Algo que sea pequeño, no importa que tan pequeño sea, qué tan grande, pero que sea significativo y que nos sirve para acordarnos de que a Dios hay que amarlo, pero —más que amarlo— hay que cumplir los mandamientos. De esta manera le mostramos nuestro amor y, cuando le mostramos nuestro amor, así podemos llegar a ser santos como Él es. Cosas lindas que nos esperan el día de hoy. Vamos a estar leyendo Números, capítulo 16; Deuteronomio, capítulos 15 y 16; y el salmo 97. Este es el día 65 ¡Empecemos!


ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, Tú qué haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo que abra nuestra mente y nuestro corazón para que podamos hoy gozarnos con la palabra de Dios.


PUNTOS CLAVES

  • Seguimos con estas lecturas tan interesantes de Números y Deuteronomio. Y podemos pensar que Dios nos dice constantemente que no debemos torcer la justicia, que no tenemos que hacer una acepción de personas, ni tomar soborno, ni dejarnos cegar por estas ofertas porque nos pueden pervertir. Porque la justicia siempre debe ser imparcial. Y, de esta manera podremos ver que el Señor es justo con todos. Qué bonito sería que en nuestro lugar de trabajo, en nuestras sociedades modernas, siguiéramos estas costumbres.

  • A mí me impresiona mucho que siempre nos quejamos de nuestros políticos, de nuestros líderes, pero nosotros terminamos haciendo lo mismo: tratando de saltarnos las filas, de evitar pagar una multa, de sobornar tal vez a un policía, de hacer las cosas a nuestra manera. Y después nos quejamos de que los demás están haciendo cosas indebidas. Pero nosotros mismos muchas veces nos hacemos parte de estas situaciones. Es más, las procuramos, las motivamos y las llevamos adelante, Y ¿para qué quejarnos si nosotros somos la culpa de estos mismos actos? Muchas personas tienen que pagar sobornos para poder pasar por muchas carreteras. Mucha gente tiene que pagar sobornos para poder permanecer en su trabajo. Mucha gente tiene que pagar sobornos para poder vivir en su casa o cultivar en su campo ¡Esto es bastante delicado!

  • Hoy vemos cómo el Señor está en desacuerdo con todas estas cosas, cómo el Señor no va a permitir que estos hombres o mujeres sigan torciendo la justicia. Llegará un momento en que hay que pararlo y será Dios el que haga justicia, no nosotros. No podemos hacer justicia con nuestras manos. Tenemos que dejar que Dios haga lo que es de Dios y nosotros tenemos que obedecer nada más sus mandatos, sus ordenanzas, su palabra.

  • Ya había dicho que lo de la esclavitud a veces puede generar muchas polémicas, muchos debates. Pero nos damos cuenta que la esclavitud para Israel no es igual que la esclavitud que hablamos en nuestras épocas modernas, incluyendo la esclavitud que se hizo en nuestro continente americano. Esta esclavitud del Antiguo Testamento era diferente pues los israelitas se convirtieron en esclavos unos de otros a través de las deudas o de la pobreza. Se vendía uno como un siervo, como un esclavo. Era preferible venderse de esclavo que morir de hambre. Y entonces, las personas lo que hacían era que se podían vender y decían: "Cómprame a mí como tu esclavo y así, de esta manera, te pago una deuda que tengo o de esta manera puedo tener un lugar donde vivir o un pan para comer". Pero esta esclavitud no debía durar para toda la vida. Y esto es entre el mundo hebreo, si eran hebreos, hombre o mujer, entre ellos se podían vender y servir por seis años y, al séptimo año la persona debía quedar en libertad.

  • ¡Qué curioso esto! Cómo se hace esa esclavitud. Es decir, colocaba mi voluntad al servicio del otro hasta que pagara mi deuda. Pero lo más interesante es que cuando llegaba el séptimo año, cuando quedaba libre el esclavo, no se podía mandar con las manos vacías. Había que abastecerlo con cosas necesarias para su subsistencia, del rebaño, del lagar y tenía que recibir de acuerdo a lo que se hubiera producido, como Dios hubiera bendecido a ese hombre que lo tenía como trabajador suyo.

  • Los empleadores modernos podemos estar abusando muchas veces a las personas que trabajan para nosotros. Y eso es una forma de esclavitud. Debemos bendecir a nuestros trabajadores que muchas veces son vulnerables y que a veces tienen que enfrentarse a exigencias de trabajo por horas extras, sin paga. Que muchas veces a los meseros o a los sirvientes se les ignoran sus propinas y que a veces tienen que trabajar en condiciones tóxicas, peligrosas, y —¿por qué no decirlo?— muchas veces tienen que pagar con beneficios sexuales o sufrir acoso sexual o un trato degradante simplemente para poder conservar su trabajo.

  • Pidámosle hoy al Señor que haya más justicia, que no nos neguemos a ser justos y a compartir los frutos del trabajo. Pidamos al Señor que está esclavitud que hay hoy en el mundo la podemos reconocer, para de esta manera poderla extinguir. Que podamos luchar por un mundo donde se paguen salarios justos, salarios que permitan que vivamos con dignidad. Que se eduquen nuestros hijos y que nunca falte el pan en nuestras mesas ¡Qué bello ver que tenemos un Dios que se preocupa por todo esto, hasta de los mínimos detalles de nuestra vida diaria!


ORACIÓN FINAL

Pero el tiempo corre. Así que antes de despedirme quisiera pedir que ustedes también por favor oren por mí, para que sea fiel a este ministerio que se me ha confiado para que pueda vivir con fe lo que leo y lo que comparto, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre ¡Que Dios los bendiga!

PARA MEDITAR

  • Esta Cuaresma comprométete a ser más generosos con los pobres y más necesitados en tu comunidad. Piensa en formas concretas en las que puedes ayudar donando de tu tiempo, talento y tesoro.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Dt 15, 11

2449 En el Antiguo Testamento, toda una serie de medidas jurídicas (año jubilar, prohibición del préstamo a interés, retención de la prenda, obligación del diezmo, pago cotidiano del jornalero, derecho de rebusca después de la vendimia y la siega) corresponden a la exhortación del Deuteronomio: “Ciertamente nunca faltarán pobres en este país; por esto te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquél de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra” (Dt 15, 11). Jesús hace suyas estas palabras: “Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis” (Jn 12, 8 ). Con esto, no hace caduca la vehemencia de los oráculos antiguos: “comprando por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias [...]” (Am 8, 6), sino que nos invita a reconocer su presencia en los pobres que son sus hermanos (cf. Mt 25, 40):

El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, santa Rosa de Lima le contestó: “Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, somos buen olor de Cristo”.

(Todas las citas están tomadas del Catecismo de la Iglesia Católica disponible en línea en el sitio web del Vaticano. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)


COMENTARIOS ADICIONALES

Dt 15,12-18 — Los esclavos


"También en otros pasajes del Pentateuco se dan indicaciones similares para mejorar la situación de los hebreos que, por necesidad, se vendían como esclavos a otros hermanos de raza (cfr Ex 21,2-6; Lv 25,39-53). Las diferencias que pueden observarse entre las distintas legislaciones, obedecerán probablemente a medidas sucesivas, cada vez más humanitarias. La indicación de no dejar marchar al esclavo «con las manos vacías» (vv. 13-14) es exclusiva del Deuteronomio. El recuerdo de la esclavitud que Israel vivió en Egipto ha de impulsar a los israelitas a la generosidad con sus hermanos esclavos (v. 15). El motivo aducido para suavizar o abolir la esclavitud es ante todo religioso.


El rito de agujerear con un punzón la oreja contra la puerta (v. 17) —común con otros pueblos— simbolizaba seguramente la propiedad; quizá también la obediencia a que quedaba sometido. El oído aparece en otros lugares de la Escritura relacionado con la obediencia (cfr Sal 40,7-9; Is 50,4-5). Lingüísticamente existe en varias lenguas la relación entre oír y obedecer: en hebreo (el mismo verbo shama significa ambas acciones). Esta equivalencia entre oír o escuchar y obedecer es aplicable a los textos en los que Dios dice a Israel «Escucha»: cfr Dt 4,1; 5,1; 6,4; 9,1; 15,5; 18,15; 28,1; 30,10.”.


(Comentario tomado de la Sagrada Biblia Universidad de Navarra, Edición Latinoamericana, versión electrónica).


Videomensaje del Santo Padre Francisco a los participantes en el II Foro Internacional sobre las Formas Modernas de Esclavitud. Buenos Aires, 5-8 de mayo de 2018.

"Queridos hermanos y hermanas:

Acogí con agrado la invitación para dirigirles un saludo a ustedes, que están participando en este Fórum sobre las formas modernas de esclavitud: «Viejos problemas en el nuevo mundo», organizado por la Arquidiócesis ortodoxa de Buenos Aires, guiada por el querido Metropolita Tarasios, y por el Instituto Ortodoxo "Patriarca Atenágoras" de Berkeley, en California, y cuenta con el patrocinio del Patriarcado ecuménico. Antes de nada, manifiesto mi más sentido agradecimiento al Patriarca ecuménico, Su Santidad Bartolomé I, y al Arzobispo de Canterbury, Su Gracia Justin Welby, que el año pasado inauguraron estos Fórum. Me consuela saber que compartimos la misma preocupación por las víctimas de la esclavitud moderna.

La esclavitud no es algo de otros tiempos. Es una práctica que tiene raíces hondas y se manifiesta todavía hoy y en muchas formas diversas: tráfico de seres humanos, explotación del trabajo a través de deudas, explotación de niños, explotación sexual y de trabajos domésticos forzados son algunas de las tantas formas. Cada una es más grave y deshumana que las otras. A pesar de la falta de información que tenemos a disposición desde algunas regiones del mundo, las cifras son dramáticamente elevadas y, muy probablemente, subestimadas. Según algunas estadísticas recientes, habría más de 40 millones de personas, hombres, pero sobre todo mujeres y niños, que sufren la esclavitud. Solo para hacernos una idea podemos pensar que si vivieran en una única ciudad, sería la más grande megalópolis de nuestro planeta y tendría, más o menos, cuatro veces más la población de toda el área urbana de Buenos Aires y gran Buenos Aires.

Ante esta realidad trágica, nadie puede lavarse las manos si no quiere ser, en cualquier modo, cómplice de este crimen contra la humanidad. Una primera tarea que se impone es poner en acción una estrategia que permita un conocimiento mayor del tema, rompiendo ese velo de indiferencia que parece cubrir la suerte de esta porción de la humanidad que sufre, que está sufriendo. Parece ser que muchos no desean comprender el alcance del problema. Hay algunos que, al estar involucrados directamente en organizaciones criminales, no quieren que se hable de esto, simplemente porque sacan elevados beneficios gracias a las nuevas formas de esclavitud. También está quien, aun conociendo el problema, no quiere hablar porque se encuentra allí donde termina la "cadena de consumo", como consumidor de los "servicios" que ofrecen hombres, mujeres y niños convertidos en esclavos. No podemos hacernos los distraídos: todos estamos llamados a salir de cualquier forma de hipocresía, afrontando la realidad de que somos parte del problema. El problema no está en la vereda de enfrente: me involucra. No nos está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra inocencia.

Una segunda gran tarea es la de actuar en favor de quienes son convertidos en esclavos: defender sus derechos, impedir que los corruptos y los criminales escapen de la justicia y tengan la última palabra sobre las personas explotadas. No es suficiente que algunos Estados y Organismos internacionales adopten una política particularmente dura al querer castigar la explotación de los seres humanos, si después no se afrontan las causas, las raíces más profundas del problema. Cuando los Países sufren pobreza extrema, sufren violencia y corrupción, ni la economía, ni el marco legislativo ni las infraestructuras de base son eficaces; no logran garantizar la seguridad ni los bienes ni los derechos esenciales. De este modo, es más fácil que los autores de estos crímenes sigan actuando con total impunidad. Además, hay un dato sociológico: la criminalidad organizada y el tráfico ilegal de seres humanos eligen sus víctimas entre las personas que hoy tienen escasos medios de subsistencia y todavía menos esperanzas para el futuro. Para ser más claro: entre los más pobres, entre los más postergados, los más descartados. La respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano integral, iniciando con una educación de calidad: este es el punto clave, educación de calidad desde la primera infancia, para seguir generando después nuevas oportunidades de crecimiento a través del empleo. Educación y empleo.

Este trabajo inmenso, que requiere valentía, paciencia y perseverancia, necesita un esfuerzo común y global por parte de los diversos actores que componen la sociedad. También las Iglesias deben empeñar su tarea en esto. Mientras individuos y grupos especulan vergonzosamente sobre la esclavitud, nosotros cristianos, todos juntos, estamos llamados a desarrollar cada vez más una mayor colaboración, para que se supere todo tipo de desigualdad todo tipo de discriminación, que son precisamente las que hacen posible que un hombre pueda hacer esclavo a otro hombre. Un compromiso común para afrontar este desafío será una ayuda valiosa para la construcción de una sociedad renovada y orientada a la libertad, a la justicia y a la paz.

Deseo que este Fórum tenga buen éxito; pido al Señor que los bendiga a ustedes y bendiga el trabajo que están haciendo. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.

(Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 6 de marzo de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2018/documents/papa-francesco_20180507_videomessaggio-forum-schiavitu.html)