Día 69: La serpiente de bronce

Evento clave 28: La serpiente de bronce (Números 21 4-9)

El pueblo una vez más se rebela, quejándose de la falta de comida y agua (cf Nm 21 5) En respuesta, Dios manda serpientes que muerden al pueblo. Después de que la gente se arrepienta, Dios ordena a Moisés hacer una serpiente de bronce, de forma que todos los que la vean, puedan vivir (Nm 21 9). Jesús interpreta este evento como una prefiguración de él mismo, levantado en la cruz, de forma que todos los que crean en él puedan vivir (cf. Jn 3 14)

INTRODUCCIÓN

Continuamos con Números, capítulo 21; Deuteronomio, capítulo 22 y tendremos hoy el Salmo 102. Algo que me llama mucho la atención —que vamos a ver hoy en el libro del Deuteronomio— es que vamos a encontrar leyes diferentes con respecto a las relaciones entre hermanos, con los vestidos, con los códigos de construcción, con la agricultura, con el matrimonio, y vamos a ver cómo este libro ha sido dividido en distintas cosas: los mandamientos, reglamentos religiosos, mandamientos religiosos nacionales y, en cuanto a los mandamientos de las relaciones domésticas, las cosas personales —cosas muy normales que podríamos vivir en el día a día— Dios pone bastante énfasis y nos enseña cómo tener estas relaciones.

También quiero que miremos un poquito más detenidamente este primer capítulo que vamos a leer hoy —que es de Números 21— porque ayer veíamos algo muy interesante. Es lo que podríamos considerar el mayor fracaso de Moisés, porque Dios le pidió que diera testimonio delante del pueblo y parece que Moisés también se está empezando a revelar y ya no quiere hacer la voluntad de Dios, sino que quiere hacer su propia voluntad y esto le causa un gran disgusto a Yahvé y bueno y moisés y aarón se ven sentenciados a no puede entrar a la Tierra Prometida ¡Algo bastante difícil! Tanto que han trabajado ellos y ahora no van a poder entrar a la Tierra Prometida ¿Y todo por qué? Porque no le creyeron al Santo de los santos, no hicieron, o no hizo Moisés, como Yahvé le había pedido. Hoy se pierde la entrada a la Tierra Prometida ¡Esto sí que es doloroso! Porque hoy podemos decir que Moisés flaqueó, falló, se distrajo en el momento crucial, cuando deja de confiar en Yahvé y se deja llevar por sus propios impulsos, por sus propias pasiones y creo que nosotros también fallamos a Dios cuando nos dejamos llevar por nuestros impulsos, por nuestras emociones, porque nos cegamos, porque las pasiones nos controlan.

Así que vamos a ofrecer este capítulo hoy de manera especial por cada uno de nosotros, para que aprendamos a controlarnos para que aprendamos a vivir la vida de una manera diferente, para que le digamos al Señor que él es el dueño de todo, de nuestra vida y que queremos dejarlo todo en sus manos ¿Qué tal si hacemos eso el día de hoy? Estaremos leyendo Números, capítulo 21; Deuteronomio, capítulo 22 y el Salmo 102. Este es el día 69 ¡Empecemos!


ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, Tú que haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de Tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo que abra nuestra mente y nuestro corazón para que de esta manera podamos gozarnos de la palabra que Dios tiene hoy para nuestras vidas.


PUNTOS CLAVES

  • Continuamos con este lindo día de alegría porque vemos cómo Dios se sigue manifestando de una manera tan bella, tan hermosa y nos va contando toda esta historia que Él tiene para nosotros revestida. Nos muestra —como lo decía al principio— pequeños detalles a los cuales debemos prestar atención. Alguien me decía: "Mira, de pequeños detalles es que se construyen las grandes relaciones" y hoy el Señor nos da maneras sencillas, pequeñas, de cómo hacer cosas que a Él le agradan, cosas que a Él le gustaría ver en nosotros y me parece que es importante que nosotros prestemos oído a lo que Dios nos dice en el día de hoy, pues muchas veces estamos esperando por cosas supremamente complicadas, por cosas difíciles y —cuando el Señor nos hace propuestas, como las del día de hoy— a veces decimos: "¡Es más sencillo de lo que nos esperábamos!" Pero con esas cosas tan pequeñitas, tan sencillas, podemos darle culto a nuestro Dios y es algo que deberíamos estar más conscientes de hacer cada día.

  • Creo que por eso es muy importante que miremos hoy este capítulo 21 de los Números, donde tenemos varias cosas. Primero, las victorias que da Yahvé a Israel cuando están en guerra. ¡Interesantísimo! ¡Me encanta! Y hay un primer cántico que tiene el pueblo en la alegría pero que, a la vez, hay un problemita. Otra vez quejándose y quejándose y quejándose. Viene el problema de la murmuración. La gente quejándose de Yahvé, quejándose que los ha sacado a morir en el desierto y, todavía, se quejan de los manjares que Dios les está dando y Dios, o nuestro Dios Yahvé, manda las serpientes y vemos la primera vez que se construye alguna imagen que va a ayudar para que el pueblo se redima, una serpiente que se tiene que levantar, donde la gente tiene que mirarla para poderse salvar ¡Qué curioso! Porque las serpientes venenosas están matando al pueblo y es por culpa de su pecado, pero la serpiente de bronce es utilizada por el Señor para ilustrar más adelante lo que nosotros vamos a conocer como El que se levanta también para la salvación, que es el mismo Cristo que se levanta en la cruz en el Calvario ¡Interesantísimo! ¡Me encanta todo esto! El pueblo que está siendo victorioso, pero que reniega. El pueblo que está siendo amado por Dios, pero que se queja. El pueblo que cada vez no encuentra nada que hacer y la toma contra Moisés, la toma contra Yahvé ¿Qué podemos decir? Que sólo el amor de Dios puede salvarnos. Moisés obedeció a Yahvé y elaboró una serpiente de bronce y quienes la miraban se salvaban. Aarón creó un becerro de oro y los que lo miraban eran infieles a Yahvé. ¡Interesante, qué interesante! Se trata de algo simple, pero que al mismo tiempo resulta muy complejo entenderlo.

  • Hay un pequeño problema, es que tenemos que creerle a Yahvé. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos y a nuestras buenas obras y decir: "Esto lo debemos a Yahvé" y lo ofrecemos a Él, porque ¿quién puede salvarnos sino Él? ¿Quien puede ayudarnos en todo esto, sino Él? Así que hoy te invito a que revises tu vida ¿Cuáles son aquellas situaciones que tú tienes, que tal vez te están haciendo sufrir, que te están haciendo pecar? ¿A dónde tienes que levantar tus ojos? ¿Qué es lo que tienes que mirar?


ORACIÓN FINAL

Te invito a que hoy mires la cruz y digas: "Señor, Tú te levantaste, ya no en el desierto sino te levantaste en el Calvario y desde allí extiendes Tu mano generosa para salvarnos, para salvar mi vida. Así que te pido que hoy, que te levantas, me tomes de la mano para que me saques de donde me encuentro, para que yo pueda creer más en Ti y no me pierda y para que así pueda tener vida eterna.


Por eso, Padre misericordioso, hoy Te alabamos y Te bendecimos con estas palabras también del salmo pues sabemos que Tú escuchas nuestra oración. Sabemos que siempre nuestro grito llega hasta Ti y que Tú no nos ocultas Tu rostro, pues Tú estás ahí cuando te invocamos. Cuando estamos angustiados Tú estás ahí. Aunque los días se pasen como humo, aunque llevemos momentos en que nos olvidemos hasta de comer porque las dificultades y los problemas nos apremian, sabemos que estás ahí Tú, Señor. Que no vas a apartarte de nosotros. Por eso hoy te alabamos y te bendecimos una vez más. Y si hemos pecado, Señor, hoy miramos a Aquel que se levantó para salvarnos. Que sea ese Dios bondadoso el que nos siga acompañando durante toda nuestra vida. Que sea Él el que nos fortalezca y el que nos llene de alegría cada uno de los días de nuestra vida.


Pero ya se está acabando el tiempo y, antes de despedirme, quiero pedirte a ti que, por favor, a Ese que se levantó en la cruz, a Ese que está ahí mirándonos y amándonos, a Ese que está listo para salvarnos, tú le pidas y le pidas hoy por mí para que yo pueda ser fiel a este ministerio que él me ha confiado, para que yo pueda vivir con fe lo que leo, lo que comparto con ustedes, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que yo también pueda cumplir lo que enseño. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre ¡Que Dios los Bendiga!


PARA MEDITAR

  • Utiliza la oración de Fray Sergio al final del podcast y medita en aquellas cosas que debes entregarle a Dios. Haz una oración de entrega a Dios. Háblale al Señor como te inspire el Espíritu Santo, con tus propias palabras. También puedes utilizar una oración como la "Suscipe" de San Ignacio de Loyola:

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,

mi memoria,

mi entendimiento

y toda mi voluntad;

Todo mi haber y mi poseer, Tú me lo diste,

a Ti, Señor, lo retorno.

Todo es Tuyo: dispone de todo según Tu Voluntad.

Dame Tu Amor y Tu Gracia, que éstas me bastan.

Amén.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Nm 21, 4-9

2130 Sin embargo, ya en el Antiguo Testamento Dios ordenó o permitió la institución de imágenes que conducirían simbólicamente a la salvación por el Verbo encarnado: la serpiente de bronce (cf. Nm 21, 4-9; Sb 16, 5-14; Jn 3, 14-15), el arca de la Alianza y los querubines (cf. Ex 25, 10-12; 1 R 6, 23-28; 7, 23-26).


Sal 102, 27-28

212 En el transcurso de los siglos, la fe de Israel pudo desarrollar y profundizar las riquezas contenidas en la revelación del Nombre divino. Dios es único; fuera de Él no hay dioses (cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la historia. Él es quien ha hecho el cielo y la tierra: "Ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos como la ropa se desgastan [...] pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus años" (Sal 102,27-28 ). En Él "no hay cambios ni sombras de rotaciones" (St 1,17). Él es "Él que es", desde siempre y para siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus promesas.


(Todas las citas están tomadas del Catecismo de la Iglesia Católica disponible en línea en el sitio web del Vaticano. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)


COMENTARIOS ADICIONALES

Papa Francisco. Misas Matutinas en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae. Martes 4 de abril de 2017.


En la señal de la cruz


"Hacerse «la señal de la cruz» de forma distraída u ostentar «el símbolo de los cristianos» como si fuera «distintivo de un equipo» o «un ornamento», quizá con «piedras preciosas, joyas y oro» no tiene nada que ver con «el misterio» de Cristo. Tanto que el Papa Francisco sugirió un examen de conciencia precisamente sobre la cruz, para verificar como cada uno de nosotros lleva en la cotidianidad el único verdadero «instrumento de salvación». Estas son las líneas de reflexión que el Pontífice propuso en la misa celebrada el martes por la mañana, 4 de abril, en Santa Marta.


«Llama la atención —hizo notar enseguida, refiriéndose al pasaje del evangelista Juan (8, 21-30)— que en este breve pasaje del Evangelio en tres ocasiones Jesús dice a los doctores de la ley, a los escribas, a algunos fariseos: “Moriréis en vuestros pecados”». Lo repite «tres veces». Y «lo dice —añadió— porque no entendían el misterio de Jesús, porque tenían el corazón cerrado y no eran capaces de abrir un poco, de tratar de entender ese misterio que era el Señor». De hecho, explicó el Papa, «morir en el propio pecado es algo feo: significa que todo muere ahí, en la suciedad del pecado».


Pero después «este diálogo —en el cual Jesús repite tres veces “moriréis en vuestros pecados”— continúa y, a al final, Jesús mira hacia atrás en la historia de la salvación y les hace recordar algo: “Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy y que no hago nada por mi propia cuenta”». El Señor dice precisamente: «cuando hayáis levantado al Hijo del hombre».


Con estas palabras —afirmó el Pontífice, refiriéndose al pasaje del libro de los Números (21, 4-9)— «Jesús hace recordar lo que sucedió en el desierto y hemos escuchado en la primera lectura». Es el momento en el que «el pueblo aburrido, el pueblo que no puede soportar el camino, se aleja del Señor, habla mal de Moisés y del Señor, y encuentra esas serpientes que muerden y provocan la muerte». Entonces «el Señor dice a Moisés que haga una serpiente de bronce y la levante, y la persona que sufra una herida de la serpiente, y que mire la de bronce, será sanada».


«La serpiente —prosiguió el Papa— es el símbolo del mal, es el símbolo del diablo: era la más astuta entre los animales en el paraíso terrestre». Porque «la serpiente es la que es capaz de seducir con las mentiras», es «el padre de la mentira: este es el misterio». Pero entonces «¿debemos mirar al diablo para salvarnos? La serpiente es el padre del pecado, la que ha hecho pecar a la humanidad». En realidad «Jesús dice: “Cuando yo sea levantado en lo alto, todos vendrán a mí”. Obviamente este es el misterio de la cruz».


«La serpiente de bronce sanaba —dijo Francisco— pero la serpiente de bronce era signo de dos cosas: del pecado hecho por la serpiente, de la seducción de la serpiente, de la astucia de la serpiente; y también era señal de la cruz de Cristo, era una profecía». Y «por esto el Señor les dice: “cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy”». Así podemos decir, afirmó el Papa, que «Jesús se ha “hecho serpiente”, Jesús se “ha hecho pecado” y ha tomado sobre sí todas las suciedades de la humanidad, todas las suciedades del pecado. Y se ha “hecho pecado”, se ha hecho levantar para que toda la gente lo mire, la gente herida por el pecado, nosotros. Este es el misterio de la cruz y lo dice Pablo: “Se ha hecho pecado” y ha tomado la apariencia del padre del pecado, de la serpiente astuta».


«Quien no miraba la serpiente de bronce después de ser herido por una serpiente en el desierto —explicó el Pontífice— moría en el pecado, el pecado de murmuración contra Dios y contra Moisés». De la misma manera, «quien no reconoce en ese hombre levantado, como la serpiente, la fuerza de Dios que se ha hecho pecado para sanarnos, morirá en su propio pecado». Porque «la salvación viene solamente de la cruz, pero de esta cruz que es Dios hecho carne: no hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en las ganas de ser buenos». En realidad, insistió el Papa, «la única salvación es un Cristo crucificado, porque solamente Él, como la serpiente de bronce significaba, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos ha sanado ahí».


«¿Pero qué es la cruz para nosotros?» es la cuestión planteada por Francisco. «Sí, es el signo de los cristianos, es el símbolo de los cristianos, y nosotros hacemos la señal de la cruz pero no siempre la hacemos bien, a veces lo hacemos así... porque no tenemos esta fe de la cruz» evidenció el Papa. La cruz, además, afirmó, «para algunas personas es un distintivo de pertenencia: “Sí, yo llevo la cruz para hacer ver que soy cristiano”». Y «está bien», pero «no solo como distintivo, como si fuera un equipo, el distintivo de un equipo»; sino, dijo Francisco, «como memoria de aquel que se ha hecho pecado, que se ha hecho diablo, serpiente, por nosotros; se ha abajado hasta aniquilarse totalmente».


Además, es verdad, «otros llevan la cruz como un ornamento, llevan cruces con piedras preciosas, para hacerse ver». Pero, hizo presente el Pontífice, «Dios dijo a Moisés: “Quien mira la serpientes será sanado”; Jesús dice a sus enemigos: “cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy”». En resumen, explicó, «quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá esa salvación».


«Hoy —destacó el Papa— la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado, por amor por mí». Y «cada uno de nosotros puede decir: “por amor hacia mí”». Así, prosiguió, es oportuno preguntarse: «¿cómo llevo yo la cruz: como un recuerdo? ¿Cuando hago la señal de la cruz, soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz: solamente como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz: como ornamento, como una joya con muchas piedras preciosas de oro?». O «¿he aprendido a llevarla sobre los hombros, donde hace daño?».


«Cada uno de nosotros hoy —sugirió el Pontífice en la conclusión de su meditación— mire al crucifijo, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntas que yo os he sugerido»."


(Fuente: Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 14, viernes 7 de abril de 2017. Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 10 de marzo de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2017/documents/papa-francesco-cotidie_20170404_senal-cruz.html)