Día 2: La Caída de Adán y Eva

Evento clave 2: La caída del hombre (Génesis 3: 1-24)

La serpiente (Satanás) tienta a nuestros primeros padres al poner en duda la bondad de Dios, y ellos desobedecen a Dios, inaugurando así la trágica historia del pecado y sus devastadoras consecuencias. La humanidad pierde la confianza en que los caminos de Dios están ordenados hacia nuestra felicidad (ver CIC 397)

Evento clave 3: Maldición y promesa (Génesis 3: 8-24)

Después de la Caída, el dolor y el trabajo laborioso entran en la experiencia humana. Sin embargo, en Génesis 3:15, Dios da la primera promesa de redención, conocida en la tradición cristiana como el PROTOEVANGELIUM (latín para "primer evangelio"). Señala a María (la mujer) y Jesús (su simiente), quienes finalmente aplastarán la cabeza de la serpiente (Satanás) en la Cruz.

INTRODUCCIÓN

En el Día 1 leímos sobre las dos narraciones de la creación del mundo y del hombre. El día de hoy leeremos sobre la caída y los primeros descendientes de Adán y Eva. Con respecto a la caída, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 386 que “para comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios.” Como veremos hoy en el relato de Gn 3, la narración de la caída nos muestra cómo el pecado es verdaderamente rechazo y oposición a Dios, a su plan original para el hombre de vivir en íntima amistad y comunión con él.

El pecado tiene consecuencias. Adán y Eva perdieron el paraíso. De ahora en adelante ganarán el pan con el sudor de su frente, la mujer parirá con dolor, la tierra dará espinos y abrojos y las consecuencias de su pecado privarán al ser humano de la santidad y justicia originales.

Sin embargo, ya desde el principio, Dios tiene un plan de salvación. El pasaje de Gn 3, 15 se conoce como el “Protoevangelio”. Esta palabra viene de dos palabras en griego: “protos” que significa “primero” y “evangelion” que significa “buena nueva”. Veremos como Dios maldice a la serpiente y promete que la semilla de la Mujer le pisará la cabeza. Este salvador prometido es Cristo.


ORACIÓN INICIAL

“Padre amoroso, tú qué haces elocuente a la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.” (Fray Sergio)


PUNTOS CLAVE

  • Fray Sergio comenzó el podcast resumiendo los temas principales del día anterior: Dios creó todas las cosas buenas, creó al hombre a su imagen y semejanza del polvo de la tierra y formó a la mujer del hombre con la finalidad de que vivieran con Él para siempre. Dios descansa luego de la creación para luego retomar su obra creadora que no termina nunca. Él le provee al hombre todo lo que necesita para su salvación.

  • En el capítulo 3 del Génesis, Fray Sergio nos muestra que entra en escena la Serpiente, la cual parece estar en contraposición a Dios y estar en una batalla contra Él y pareciese que la quiere ganar a toda costa. Acercándose a Eva, la engaña sembrando en su corazón dudas sobre lo que Dios ha dicho con respecto a no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Vemos aquí cómo la “palabra” de la Serpiente contradice la “Palabra” de Dios.

  • Eva, al entrar en diálogo con la Serpiente, empieza a dudar de lo que Dios le ha dicho y empieza a deleitarse en lo apetecible del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal. Ella percibe que es agradable a la vista y que vale la pena comérselo. Una vez que la mujer negocia con la duda, termina comiendo del fruto y desobedeciendo a Dios.

  • Fray Sergio luego nos da unas indicaciones prácticas para aplicar en nuestras vidas: “no podemos negociar con la Serpiente, no podemos negociar con las dudas frente a lo que Dios nos ha dicho. A veces dudamos ¿Será que sí cumplo los mandamientos? ¿será que sí cumplo lo que la Iglesia me pide, lo que la doctrina me enseña, lo que la moral me enseña? Y cuando entra la duda, entra la oportunidad de que nosotros caigamos.”

  • Volviendo al relato del Génesis, cuando la mujer empieza a dudar, el ataque de la Serpiente se vuelve más fuerte. Las palabras de la Serpiente vienen a ser la primera mentira que vemos escrita en la Biblia, porque afirma rotundamente en su diálogo con Eva, que no morirían si comen del fruto. Adán y Eva sólo conocían lo que era la verdad pues hablaban con Dios, quien es la Verdad misma. Por tanto, le creen a la Serpiente lo que les decía como si fuese verdad.

  • Se puede pensar, por tanto, que este proceso de la caída del hombre empieza con la duda, luego viene la negación de la verdad de Dios y, por último, la atracción a la tentación cuyo final es hacernos caer en pecado.

  • El relato de la caída del hombre puede ayudarnos a entender que, si empezamos a dialogar con la tentación, lo más seguro es que caigamos. Por lo tanto, Fray Sergio nos recomienda cerrar las puertas a la tentación porque mientras más nos acerquemos a ella, la tentación se vuelve más atractiva. Los sentidos nos pueden engañar y nos puede hacer ver el fruto como jugoso y apetecible, con el cual uno se puede deleitar. Hoy, como ayer, la Serpiente nos engaña. Se nos dice que podemos ser libres y que podemos hacer lo que queramos. Sin embargo, tenemos en el corazón esa Palabra de Dios y cuando estamos frente a la tentación, esta palabra nos dice que no está bien, pero nuestros sentidos y nuestros deseos nos impulsan y se establece una lucha interior que nos lleva a hacer eso que sabemos está mal. Así la Serpiente también logar desplazar de la vida del hombre al mismo Dios y a su verdad. Por eso es tan importante la petición de Jesús en el Padrenuestro pidiéndole al Padre que nos libre de la tentación.

  • Las tentaciones nos van a acompañar durante toda nuestra vida. Fray Sergio ha encontrado durante su ministerio sacerdotal que todos estamos sujetos a tentaciones (niños, jóvenes, adultos y hasta personas más mayores. Debemos acogernos a la Palabra de Dios y no dejarnos seducir por la tentación. No podemos negociar con la Serpiente, no podemos negociar con la tentación, porque una vez que nos seduce podemos caer en pecado.

  • Cuando Adán y Eva se dejaron engañar por la Serpiente, se sintieron desnudos y temerosos de Dios, por lo cual se escondieron. Nosotros debemos reconocer en Dios a un Padre misericordioso que nos ama y nos quiere salvar. No importa cuan difíciles sean nuestras circunstancias, no importa que a veces flaqueemos. Dios nos ayuda a salir victoriosos. Él nos da otra oportunidad porque quiere salvarnos.

  • El pecado tiene consecuencias. La mujer experimentará a partir de la caída dolores, se maldice la tierra y ahora el hombre tiene que ganarse el pan con el sudor de su frente, el hombre es expulsado del Edén. Sin embargo, Dios confecciona túnicas de piel para vestir a Adán y Eva para que no se sientan desnudos. De igual manera, Dios no quiere que nuestras fallas nos avergüencen y nos sintamos desnudos ante Él. Él quiere ponernos un “traje nuevo” y devolvernos nuestra dignidad. Aunque no tengamos acceso al Edén y al árbol de la vida, Dios sigue comunicándose con toda la humanidad de formas nuevas. Quizás ya no venga a las horas de la tarde para charlar como lo hacía con el hombre y la mujer antes de la caída. Ahora tenemos a Dios en nuestras vidas todo el tiempo y por eso ahora mismo estamos en su presencia, escuchando su Palabra, dejando que Él nos vaya guiando.

  • Comentando Gn 4, Fray Sergio nos recuerda que podemos aprender de nuestros errores y los errores de otros con la narración de Caín y Abel, los hijos de Adán y Eva. Cuando ellos van a ofrecer sus dones a Dios, la ofrenda de Abel le es agradable a Dios, mas la de Caín no. Caín se pone malhumorado y se deja dominar por la ira, llegando a matar a su hermano Abel. La envidia es un problema también muy común hoy día y que incita a la furia. Fray Sergio se pregunta si de verdad Caín estaba buscando matar a su hermano y si no sería más bien algo accidental. Posiblemente por la ira perdió el control de sus fuerzas y terminó haciendo algo que no había pasado por su cabeza (matar a su hermano). Esto es algo que sucede en algunas familias, cuando los hermanos pelean y discuten y se van a las manos, diciéndose palabras muy fuertes, pero nunca con la intención de acabar con la vida de esa persona.

  • Pero no todo es negativo en este capítulo, nos recuerda Fray Sergio, porque, aunque la humanidad va creciendo, veremos en los próximos capítulos que algunos descendientes de la pareja original se dedicarán mucho a Dios y otros se alejarán de Él. Esta situación no es diferente de la realidad de muchas familias de hoy en día. Muchos padres educan a sus hijos en colegios y universidades católicas y sin embargo les viene el miedo de si los hijos se alejarán de Dios o estarán cerca de Él. Pero no queda otra cosa que enseñarle a los hijos y el deseo de seguir a Dios y a no dejarse arrastrar por los deseos de poder, riqueza y reconocimientos, porque si bien pueden ayudarnos, también pueden alejarnos de Dios.


RECAPITULANDO

  • La historia del Génesis nos enseña que no podemos negociar con la Serpiente, no podemos negociar con la tentación. Si nos dejamos seducir por la tentación podemos llegar al pecado. Sin embargo, no debemos sentirnos “desnudos” ante Dios y escondernos de Él. Podemos tener la confianza plena en que Dios es un Padre misericordioso que nos espera para salvarnos y tiene poder para hacernos salir victoriosos.

  • Que no nos pase como Eva, que empezamos a mirar el fruto de la ciencia del bien y el mal con tanto gusto que se nos olvide que Dios nos ha dado la creación y ha puesto todo a nuestro servicio para que nosotros sirvamos a esta creación (que a veces parece que nos domina más de lo que nosotros podemos dominarla a ella)

  • Dediquemos estos 20-30 minutos todos los días a leer la Biblia y que sea este tiempo como la ofrenda de Abel, no porque es el tiempo que nos sobra, sino porque es el tiempo que queremos estar con Dios a través de su Palabra y entender el plan de salvación de Dios para nuestras vidas.

  • No nos dejemos llevar por la ira como Caín y pidamos a Dios que podamos tener constantemente cariño por los seres queridos que están a nuestro alrededor, por nuestros compañeros de trabajo. Que podamos sacrificarnos un poco cada día para ir creciendo en la oración, en el encuentro con Dios para que cada día sea el mejor de nuestra existencia.


ORACIÓN FINAL

“Oren por mí para que yo pueda ser fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe cada una de estas palabras que leo de la biblia, para que pueda enseñar la verdad que Dios ha puesto hoy en nuestras manos y para que también yo pueda cumplir lo que enseño. Que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañan siempre.” (Fray Sergio).


PÁRRAFOS RELEVANTES DEL CATECISMO

Gn 3

390 El relato de la caída (Gn 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre(cf. GS 13,1). La Revelación nos da la certeza de fe de que toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros primeros padres (cf. Concilio de Trento: DS 1513; Pío XII, enc. Humani generis: ibíd, 3897; Pablo VI, discurso 11 de julio de 1966).


391 Detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb2,24). La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel caído, llamado Satán o diablo (cf. Jn 8,44; Ap 12,9). La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios. Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos") (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS, 800).


394 La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama "homicida desde el principio" (Jn 8,44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre (cf. Mt4,1-11). "El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3,8). La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios.


397 El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.


398 En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, constituido en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente "divinizado" por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (cf. Gn 3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (San Máximo el Confesor, Ambiguorum liber: PG 91, 1156C).


399 La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf. Gn 3,9-10) de quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus prerrogativas (cf. Gn 3,5).


400 La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7); la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-13); sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn 3,16). La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil (cf. Gn3,17.19). A causa del hombre, la creación es sometida "a la servidumbre de la corrupción" (Rm 8,21). Por fin, la consecuencia explícitamente anunciada para el caso de desobediencia (cf. Gn 2,17), se realizará: el hombre "volverá al polvo del que fue formado" (Gn 3,19). La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad (cf. Rm 5,12).


401 Desde este primer pecado, una verdadera invasión de pecado inunda el mundo: el fratricidio cometido por Caín en Abel (cf. Gn 4,3-15); la corrupción universal, a raíz del pecado (cf. Gn 6,5.12; Rm 1,18-32); en la historia de Israel, el pecado se manifiesta frecuentemente, sobre todo como una infidelidad al Dios de la Alianza y como transgresión de la Ley de Moisés; e incluso tras la Redención de Cristo, entre los cristianos, el pecado se manifiesta de múltiples maneras (cf. 1 Co 1-6; Ap 2-3).


404 ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes? Todo el género humano es en Adán sicut unum corpus unius hominis ("Como el cuerpo único de un único hombre") (Santo Tomás de Aquino, Quaestiones disputatae de malo, 4,1). Por esta "unidad del género humano", todos los hombres están implicados en el pecado de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído (cf. Concilio de Trento: DS 1511-1512). Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales. Por eso, el pecado original es llamado "pecado" de manera análoga: es un pecado "contraído", "no cometido", un estado y no un acto.


405 Aunque propio de cada uno (cf. ibíd., DS 1513), el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada "concupiscencia"). El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual.


Gn 3, 15

410 Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama (cf. Gn3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída (cf. Gn 3,15). Este pasaje del Génesis ha sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta.


411 La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo Adán" (cf. 1 Co 15,21-22.45) que, por su "obediencia hasta la muerte en la Cruz" (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la desobediencia de Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre de Cristo, María, como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: Bula Ineffabilis Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573).


412 Pero, ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara? San León Magno responde: "La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó la envidia del demonio" (Sermones, 73,4: PL 54, 396). Y santo Tomás de Aquino: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido destinada a un fin más alto después de pecado. Dios, en efecto, permite que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las palabras de san Pablo: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). Y en la bendición del Cirio Pascual: "¡Oh feliz culpa que mereció tal y tan grande Redentor!"» (S.Th., 3, q.1, a.3, ad 3: en el Pregón Pascual «Exultet» se recogen textos de santo Tomas de esta cita).