Día 63: Israel se rebelá contra Moisés


INTRODUCCIÓN

Continuamos con el libro de los Números, Deuteronomio y, por supuesto, el libro de Salmos. Veíamos cómo el pueblo de Israel ayer prefirió creerles a los espías, como éste pueblo se rebela contra el plan de Dios. Y ya están pensando en encontrar un nuevo líder para que los lleve de regreso a Egipto.


Hay gente que siempre permanece fiel por encima de cualquier circunstancia, ayer veíamos que Aarón y Caleb, quien es un hombre joven, permanecen fieles con Moisés, y podríamos pensar que Moisés después de eso ya pierde el interés frente a todo, pero no, todo lo contrario. Moisés se levanta de prisa y a pesar de que ya no es tan popular entre su pueblo, aunque las personas ya lo quieren reemplazar, él sigue haciendo lo que el Señor le está mostrando, lo que le revela, porque él sabe que es su obligación. Y junto con Aarón va a pedirle a ese pueblo: "Oye cálmate pueblo mío, cálmate. Cálmate frente a Dios. Por favor, ten fe". Pero parece que es inútil. Así que hoy veremos cómo el Señor va a castigar a ese pueblo, como los va a herir con una peste mortal, pues ellos han decido abandonar el plan de Dios. Ellos van a irse a una situación que no es la mejor. Va a haber una destrucción inminente y absoluta, pues el Señor quiere destruirlos. Moisés sabe cómo prevenir este desastre y como lo hizo antes, va y pide clemencia, va y pide perdón. Quiere insistir para que haya bienestar para el pueblo, incluso a costa de su propio bienestar. Él quiere poner al pueblo en mejor puesto, pero no, la gente no quiere y sin embargo el Señor quiere ceder y dice: " Bueno está bien, no los voy a castigar como lo dije, pero sin lugar a dudas, van a haber consecuencias que este pueblo tiene que cargar por haberse rebelado. Por tener esta rebelión, por ir en contra de mis planes." Y, ¿cuál es el castigo? Que ninguno de los que se unió a esa rebelión va a poder entrar a la Tierra Prometida ¿Cuántas veces tú y yo nos rebelamos contra Dios y perdemos todas esas bendiciones?


Miremos hoy cómo las acciones de Moisés demuestran que cuando tú y yo somos líderes de familia, de oficina, de la iglesia, debemos tener un compromiso firme para que no nos dejemos llevar a veces por los vientos de impopularidad. No siempre somos monedita de oro, no siempre caemos bien en todas partes. Pero si somos líderes, tal vez a veces podemos estar muy solos y sentir que no somos populares. Pero no nos dejemos llevar por la opinión popular, más bien dejémonos llevar por lo que es verdadero para que podamos escuchar siempre la voz de Dios y podamos tener siempre las mejores maneras de proceder. Así de esa manera hacerlo mejor, aunque no siempre lo mejor es lo más popular. Así que hoy continuamos con Números capítulo 14, Deuteronomio capítulo 12 y Salmo 95. Este es el día 63.


ORACIÓN INICIAL

Padre de Amor y Misericordia, Tú qué haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre Hijo y Espíritu Santo. A ti te invito para que pidas al Espíritu Santo, para que este que abra nuestra mente y nuestro corazón y así podamos gozarnos de esta palabra de Dios hoy en nuestras vidas.


PUNTOS CLAVES

  • Bueno hoy hice una gran introducción así que vamos a continuar con esto que acabamos de leer. Pues la situación de Moisés, la forma de proceder de él parece que siempre es muy clara. El Señor le dio la orden a Moisés de conquistar la Tierra Prometida. Moisés se mantuvo firme. Le dijo al pueblo que tenían que hacer y el pueblo lo rechazó. Sin embargo, el comportamiento de Moisés es siempre humilde. Él no titubea en su rumbo. Él sabe lo que tiene que hacer.


  • En realidad no han tenido éxito en cumplir lo que Dios manda. Y parece que el pueblo ya no lo quiere seguir. Así que un líder no puede cumplir solo la misión que Dios le da. Siempre necesita que el pueblo lo ayude. Como sacerdote yo tengo que ir guiando a la comunidad, pero el pueblo tiene que seguir. En este caso vemos como Moisés y el pueblo van a pagar una consecuencia. Hay un desastre cuando deciden subir por su propia cuenta. Y ahora ellos tienen que pagar las consecuencias de sus malas decisiones. ¿Y cuál es la consecuencia? Que no van a conocer la Tierra Prometida. Moisés trata de cambiar esto y no puede. Definitivamente el plan del pueblo, es totalmente diferente al plan de Dios.


  • Nada diferente a nuestra época. Tenemos tantos líderes que crecieron tal vez en la opinión popular, que todo el pueblo los aclamaba y de pronto empezaron a hacer lo que ellos querían más de lo que el pueblo les pedía. Y es así como hemos visto tantas guerras civiles, tanta opresión, tanto problema. Qué bonito fuera que nuestros líderes tuvieran humildad para reconocer que también se pueden equivocar. Pero que, pudieran reconocer también que hay un Dios que los puede guiar y que pidieran sabiduría para que tuvieran esa entereza de actuar con la seguridad que solo Dios puede dar. Que busquen siempre hacer lo que es correcto, para que ayuden al pueblo a que se libere, no que los hagan más cautivos, no que los hagan más esclavos de las situaciones que hay allá afuera.


ORACIÓN FINAL

Así que hoy pidamos por todos nuestros líderes, tanto eclesiales como políticos, como gubernamentales, por cualquier clase de líder. Pidámosle a Dios que nos dé sabiduría, que se acaben las rebeliones, que se acaben las cosas que van en contra del pueblo, que van en contra de los planes de Dios. Pongamos más nuestra mano en el corazón y actuemos con justicia. Así que antes de despedirme por favor quiero pedirles que oren por mí, para que siga siendo fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo y lo que comparto, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que pueda cumplir lo que he enseñado y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañen siempre ¡Que Dios los bendiga!

PARA MEDITAR

  • El Señor nos pide confiar y dejar que Él pelee nuestras batallas. Haz una oración de entrega y confianza en el Señor. Puedes usar la oración del padre Charles de Foucauld:


Padre, me pongo en tus manos,

haz de mí lo que quieras,

sea lo que sea, te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo,

lo acepto todo,

con tal que tu voluntad se cumpla en mí,

y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre.

Te confío mi alma,

te la doy con todo el amor

de que soy capaz,

porque te amo.

Y necesito darme,

ponerme en tus manos sin medida,

con una infinita confianza,

porque Tú eres mi Padre.

Amén.


  • Ofrece una oración por los líderes en la iglesia, en tu trabajo, en el gobierno...


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Sal 95, 1-6

2628 La adoración es la primera actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos ha hecho (cf. Sal 95, 1-6) y la omnipotencia del Salvador que nos libera del mal. Es la acción de humillar el espíritu ante el “Rey de la gloria” (Sal 14, 9-10) y el silencio respetuoso en presencia de Dios “siempre [...] mayor” (San Agustín, Enarratio in Psalmum 62, 16). La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente amable nos llena de humildad y da seguridad a nuestras súplicas.

Sal 95, 7-8

2659 Aprendemos a orar en ciertos momentos escuchando la Palabra del Señor y participando en su Misterio Pascual; pero, en todo tiempo, en los acontecimientos de cada día, su Espíritu se nos ofrece para que brote la oración. La enseñanza de Jesús sobre la oración a nuestro Padre está en la misma línea que la de la Providencia (cf. Mt 6, 11. 34): el tiempo está en las manos del Padre; lo encontramos en el presente, ni ayer ni mañana, sino hoy: “¡Ojalá oyerais hoy su voz!: No endurezcáis vuestro corazón” (Sal 95, 7-8 ).

Sal 95, 7

1165 Cuando la Iglesia celebra el Misterio de Cristo, hay una palabra que jalona su oración: ¡Hoy!, como eco de la oración que le enseñó su Señor (Mt 6,11) y de la llamada del Espíritu Santo (Hb 3,7-4,11; Sal 95,7). Este "hoy" del Dios vivo al que el hombre está llamado a entrar, es la "Hora" de la Pascua de Jesús, que atraviesa y guía toda la historia humana:

«La vida se ha extendido sobre todos los seres y todos están llenos de una amplia luz: el Oriente de los orientes invade el universo, y el que existía "antes del lucero de la mañana" y antes de todos los astros, inmortal e inmenso, el gran Cristo brilla sobre todos los seres más que el sol. Por eso, para nosotros que creemos en él, se instaura un día de luz, largo, eterno, que no se extingue: la Pascua mística» (Pseudo-Hipólito Romano, In Sanctum Pascha 1-2).

Sal 95, 9

2119 La acción de tentar a Dios consiste en poner a prueba, de palabra o de obra, su bondad y su omnipotencia. Así es como Satán quería conseguir de Jesús que se arrojara del templo y obligase a Dios, mediante este gesto, a actuar (cf. Lc 4, 9). Jesús le opone las palabras de Dios: “No tentaréis al Señor, tu Dios” (Dt 6, 16). El reto que contiene este tentar a Dios lesiona el respeto y la confianza que debemos a nuestro Creador y Señor. Incluye siempre una duda respecto a su amor, su providencia y su poder (cf. 1 Co 10, 9; Ex 17, 2-7; Sal 95, 9).

Sal 95, 10

539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.

(Todas las citas están tomadas del Catecismo de la Iglesia Católica disponible en línea en el sitio web del Vaticano. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)


COMENTARIOS ADICIONALES

Nm 14, 1-25 — Rebelión de la comunidad

"La rebelión llega a su punto culminante con la pretensión de elegir otro jefe en vez de Moisés, volverse a Egipto y apedrear a quienes proclaman la confianza en Dios. Aarón vuelve a aparecer junto con Moisés y Josué, unido a Caleb y participando de su entusiasmo (vv. 5-6). Sin embargo, quien resuelve la cuestión es la gloria y el poder del Señor que amenaza con castigar y, lo que es más tremendo, con desheredar al pueblo, disponiéndose a crear un pueblo nuevo a partir de Moisés (vv. 11-12). Pero una vez más éste intercede en favor del pueblo, ahora recurriendo a los argumentos más fuertes que pudiera presentar: el mismo honor de Yahwéh ante los pueblos, y su ser clemente y misericordioso como Él mismo había dicho de Sí (cfr Ex 34,6-7). Dios, en efecto, perdona al pueblo una vez más, y no lo destruye; pero ha de actuar con justicia diferenciando entre los que confiaron en Él como Caleb, y los que, por el contrario, se rebelaron contra Él hasta «diez veces» (v. 22), es decir, completamente y con plena conciencia.”


Dt 12, 1-31 — Código Deuterocanónico. Deberes con Dios

“La tierra de promisión es tema relevante en el Deuteronomio: es consecuencia de la elección y base para el cumplimiento de la Ley. En 12,1 la tierra y la ley están puestas en conexión. Pero la idea aparece en otros muchos pasajes: p.ej., 6,10-13; 8,7-18; 11,10-12; 16,1-16; 26,1-15; etc.


La legislación sagrada señala algunas medidas destinadas a asegurar el monoteísmo de Israel y el culto debido al Señor: la destrucción de todo lo relacionado con los lugares donde se daba culto a otros dioses (vv. 2-3; cfr 7,5.25), y, sobre todo, la ley del Santuario único (vv. 4-28 ), tema característico en la legislación deuteronomista.


«El lugar que escoja el Señor» (cfr v. 5). En ese lugar Dios pondrá su Nombre, es decir, habitará en él, será la morada del Señor por excelencia. Allí deberán acudir los israelitas a ofrecer sus sacrificios y celebrar sus banquetes sagrados, con ocasión de las fiestas (cfr cap. 16). A partir de Salomón (970-930 a.C.), con la construcción del Templo de Jerusalén, el culto se centralizó en este lugar. Sin embargo, la unificación de ese culto no se consiguió de hecho hasta la reforma de Josías (622 a.C.). En la Nueva Alianza, con la institución de la Eucaristía, Dios no se limita a habitar en un solo templo. Por el milagro eucarístico se encuentra realmente presente en todos los sagrarios del mundo.


El aparente contraste de esta ley con otras indicaciones de la Ley de Moisés (cfr Ex 20,22-26; Lv 17,1-7), así como su descuido durante siglos, inclina a considerar este pasaje como una glosa, destinada a respaldar la reforma religiosa centrada en la unicidad “del Templo como lugar único de culto. El largo texto que sigue (caps. 12-26) parece reunir, con un esquema difícil de encontrar, unos conjuntos legales de procedencias diversas. Véase la estructura del Código Deuteronómico que hemos propuesto al final de la nota anterior. Es posible que algunas leyes tuvieran su origen en las tribus del norte, y que pasaran a Judá tras la caída del Reino del Norte a manos de los asirios (721 a.C.).


Los versículos finales del capítulo (vv. 29-31) salen al paso de una idea común entre pueblos paganos de aquella época: no podía descuidarse el culto a las divinidades del lugar al que se llegaba —ya se entrara como invasor, o como vencido y deportado— para no irritarlas. No será así en el caso de Israel: el Señor es el único Dios, y los israelitas no deben preocuparse para nada de otros dioses.”


(Comentarios de la Sagrada Biblia Universidad de Navarra, Edición Latinoamericana, versión electrónica).