Día 130: Natán confronta a David

INTRODUCCIÓN


  • Llegamos a un momento terrible para la historia de David. Veíamos cómo Urías durmió en la puerta de la casa del rey, lo cual nos mostró la lealtad de Urías por David, especialmente en un momento en el que hay guerra. Este hombre no quiso ir a su propia casa y esta actitud sorprendió realmente a David. Su actitud también fue un reproche para David, que estaba disfrutando de todos los lujos —e incluso de la esposa de Urías.

  • David trata de cubrir su falta enviando a Urías a su casa para tapar la responsabilidad del embarazo de Betsabé. Pero Urías, que es un hombre íntegro, demuestra su fidelidad a Israel y al rey. Esto ocasiona que David lo ponga al frente del combate. Así, el pecado de David es doble. David puso a Urías en lo más crudo del combate para que muriera.


  • El pecado de David ha sido premeditado. Él planeó el asesinato de Urías. Esta acción es injustificable ante los ojos de los hombres y de Dios. Todo por encubrir y no poner en evidencia la falta del rey. David es culpable. Hay sangre inocente en sus manos.


  • Pidámosle al Señor que nos ayude a actuar siempre de la mejor manera, que podamos reconocer que fallamos y que no tratemos de ocultar nuestros pecados con la sangre de los demás. Pidamos bondad y misericordia en todos los corazones de los hombres para que no impliquemos a los demás en nuestros errores.

  • Sabemos que del corazón salen los malos pensamientos, como lo dice el evangelio de Marcos, “la inmoralidad sexual”, nos dicen también la palabra en Mc 7:21-22, que Jesús dice que lo que sale del corazón es lo que mancha al hombre, porque de él salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, el asesinato, el adulterio, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo, la falta de honestidad… Pidámosle al Señor que toque nuestro corazón, que lo haga nuevo y que nos permita actuar de la mejor manera.

  • El hijo de David y Betsabé fue engendrado y muere. Aunque ahora David está casado con Betsabé, y tienen un nuevo hijo, que es el rey Salomón. Así que, de todos estos momentos de pecado, nace Salomón quien va a ser un rey sabio.


PUNTOS CLAVE


  • El rey David llora la muerte de su hijo con Betsabé. Ha pecado el rey David. Ha caído y el Señor lo ha castigado quitándole a este hijo. Aunque David intercedió, pidió, ayunó, el hijo ha muerto.

  • Después de la muerte de Urías en el frente de batalla, David decide unirse a Betsabé. Él la codició, adulteró con ella, trató de encubrir su pecado y, después de que Urías fue asesinado, la hizo su esposa. Urías era un gran soldado y un hombre bueno y siempre demostró su fidelidad a Israel, al rey. Por eso, el profeta Natán—uno de los pasajes más conocidos en el Antiguo Testamento—confronta a David.

  • Natán le cuenta la historia al rey David del hombre rico que se aprovechó de la ovejita de un hombre pobre. Al rey David le sobreviene la ira por tal injusticia. Entonces Natán le dice: “Ese hombre eres tú” (2S 12:7). David confiesa su pecado y es perdonado, pero el rey también debe aprender que todas las faltas tienen un costo.

  • Aunque David perdió a su hijo, Betsabé le da un segundo hijo quien va a ser el gran rey Salomón. Vale la pena mencionar que él pensó que iba a evadir las consecuencias de su pecado, pero estaba equivocado. No, no pudo hacerlo de esta manera. Natán le dio una parábola, esta parábola era simplemente una manera de decirle a David cómo tenía que sentirse y verse en el espejo cuando fuera confrontado por Yahvé.


  • Esto es lo que nos pasa cuando leemos la palabra de Dios. Algunas de los relatos son como un espejo y, muchas veces, nos vamos a encontrar que estas historias iluminan nuestras propias realidades o las realidades de nuestra familia.


  • Vemos que hay situaciones muy comunes que pueden ser parte de nuestra propia vida, de nuestra ciudad, de nuestro propio barrio. Esto le puede pasar a hombres ricos y a hombres pobres. Hoy vimos que un hombre rico codicia lo poco que tiene el pobre. Y, aunque el rico tenía muchos ganados y muchos rebaños, él codicia la única ovejita que tenía el hombre pobre. Nada diferente a lo que sucede hoy. Ricos y pobres, falta de justicia social, uno siempre queriéndose aprovechar de los otros. Parece que esa historia sigue viva hasta nuestros días.


  • David era consciente de lo que es bueno y de lo que es malo. Él tiene ese sentido de justicia porque es el rey y en su corazón hay un amor hacia los pequeños, hacia los que necesitan ayuda. Pero, falló. Y, aunque tenía un amor verdadero hacia Dios, falló. Y es por eso que él reacciona con indignación y piensa que esta persona merece ser ejecutada.

  • A veces nos es muy fácil predicar y señalar los errores y las caídas de los demás. Mucho más difícil es cuando nos damos cuenta de que nosotros somos los que estamos equivocados.

  • Natán le echó en cara su pecado a David. Pero el rey no se lo esperaba y ahora el profeta le dice que esa misma maldad se le va a revertir a él, que va a llegar a su casa. Pero David no se va a lamentar con Dios por eso. Él sabe que Dios lo va a amonestar de alguna manera.

  • El Salmo del Miserere es el canto que compone el rey David pidiéndole misericordia al Señor. David debía haber muerto por su pecado, pero se salvó porque Dios tuvo misericordia de él. Dios perdonó su pecado. Sin embargo, su pecado tiene consecuencias y el hijo que tuvo con Betsabé muere.


  • Pidámosle hoy al Señor que no queden impunes nuestras culpas, que Él nos limpie, que Él nos purifique y aunque las personas nos critiquen, que podamos reconocer nuestras fallas.

  • Nosotros sabemos cuando hemos fallado y a veces nos sorprendemos cuando nos encontramos frente a frente con nuestro propio pecado. Pidámosle hoy al Señor que nos permita confrontarnos, para eso estamos leyendo esta palabra, porque esta palabra es espejo para nuestras vidas.


  • Hoy murió el hijo de David. Era difícil consolarlo. Dios perdonó a David y le ha regalado otro hijo que va a ser un gran rey, una gran bendición para todos. Es difícil pensar que, a veces, las consecuencias de nuestro pecado pueden generar de alguna manera cierta esperanza para aquellos creyentes, para aquellos que han aceptado la salvación. Pero Dios puede sacar un gran bien de un gran mal (cf. Flp 1:12-18; Rm 8:28)


  • Pidámosle hoy al Señor que esta palabra nos consuele, que nos dé esperanza en la resurrección, que sepamos que, aunque hayamos pecado, Cristo vino y murió por nosotros para salvarnos. Que nuestro pecado nos ayude a tener cierta esperanza y saber que solos no podemos, que la salvación viene de Dios. Y, por eso tenemos que pedir todos los días a Dios su amor y su misericordia, para que Él nos libre de la tentación y para que nuestra esperanza no se desvanezca por más grande que sea nuestro pecado, sino que podamos decir: “Señor, pequé, ten misericordia de mí” (Sal 51:3.6).


ORACIÓN FINAL DE FRAY SERGIO


Así que, antes de despedirme por favor no se olviden de orar por mí, para que sea fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo, lo que comparto, para que pueda enseñar siempre la verdad, para que yo también pueda cumplir lo que enseño. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!


COMENTARIOS ADICIONALES


Salmo 51

Este salmo de penitencia continúa el precedente, que trataba de una discusión judicial entre Dios y el pueblo en la que Dios no actuaba como juez sino como parte frente al pueblo, y adquiere todo su valor como segunda parte de un acto religioso. Cuando Dios mismo acusa y nos pone delante los pecados, el hombre sólo puede reconocerse culpable; pero puede apelar a la "misericordia" de Dios. De este modo se consuma la "justicia", la "salvación" que se iba preparando en el salmo anterior. El hombre, ante Dios, tiene que reconocer su propia "injusticia" e invocar la misericordia; entonces Dios le da su propia justicia, lo "justifica", lo hace justo, que es lo mismo que salvarlo. Éste es el gran juicio de Dios, juicio que comienza acusando, obligando al hombre a una especie de muerte o sacrificio espiritual, para salvarlo desde esa profundidad. [Luis Alonso Schökel]

(Comentario tomado del website https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sl_16947. Accesado el día 30 de mayo de 2022)