Día 39: Esclavitud en el viejo testamento

INTRODUCCIÓN

Continuamos con este libro del Éxodo. Vamos a ver las leyes para dirigir a los jueces. A estos hombres que tienen que ayudar a Moisés en su trabajo, algunos a 100, otros a 50, otros a 10. Del capítulo 21 y hasta el 23 veremos todas las leyes que tienen muchos temas entre ellos la ley del trabajo en cuanto al trato de los siervos, de los esclavos, del asesinato, del homicidio involuntario, si hay un asalto violento, si hay responsabilidad hacia animales propios y cuál es la responsabilidad hacia los animales de los demás. Leyes acerca del robo, responsabilidad, resolución, violaciones, idolatría, brujería, dinero, préstamo, justicia, equidad, la ley. Todo acerca de la ley porque hemos llegado al momento de la Alianza.

Y después de que Moisés ha llevado a Israel fuera de Egipto, hay una alianza en el monte Sinaí y ésta está acompañada por poderosas manifestaciones de la presencia de Dios. Por eso le llamamos una “teofanía”, ¿Y cuál es esta? Es la presencia de Dios, cuando el pueblo oye la voz de Dios y se van a cerrar la Alianza con algunos sellos que son especialmente dados a través de ritos. Así que estaremos siguiendo con este contenido de historia de la Alianza que se nos va a narrar en los próximos capítulos, que ya se nos viene narrando y nos encontramos nuevamente en los pies del Sinaí, donde se confirma esta Alianza, pero es una alianza de amor que tiene Dios con todos aquellos que provienen de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Y esta pues se nos da a través de Moisés.

Y Dios que quiere que nosotros lo conozcamos más profundamente, que conozcamos los caminos, que ofrezcamos a él nuestra vida, porque él se nos ofrece como un extraordinario privilegio y, entonces debemos obedecer sus leyes para guardar su Alianza y Dios nos va a decir que nosotros somos su propiedad de entre todos los pueblos. Bueno, a nosotros no, se lo dijo a los hebreos en aquel tiempo. Él dice, “la tierra toda es mía y ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Pero Él les está hablando a ellos. Pero hoy en día te habla a ti y a mí. Él quiere que tú seas de su propiedad. Así que Dios, aunque sella esta alianza con Abraham, también quiere sellar una alianza hoy contigo. Quiere llevarte, tal vez no a los pies del Sinaí, pero a los pies de Cristo.

Así que, preparémonos para este gran capítulo que tenemos hoy, el capítulo 21, donde vienen los términos de la alianza del Sinaí y conoceremos un poco más de los Diez Mandamientos. Y después de estos, pues ya veremos más leyes que gobiernan la vida de Israel como nación.

ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, tú que haces elocuente la lengua a los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas el Espíritu Santo. Que abra nuestra mente y nuestro corazón para que podamos gozarnos en esta palabra de Dios que llega hoy a nuestras vidas.

PUNTOS CLAVES

  • Increíble cómo Dios nos habla tan hermoso y debemos darle gracias e invocar su nombre y pregonar sus maravillas porque Él no se queda con nada. Él es un Dios justo y ante él los habitantes de la tierra, a veces, tenemos que temblar. Y Él nos dice que, a los arrogantes, que ya dejemos tanta arrogancia; a los malvados, que no levantemos tanto la frente, que seamos más humildes ante Yahvé, que es compasivo y misericordioso y es como lo vamos a descubrir en este día, cuando nos damos cuenta de que el capítulo 21 es acerca del valor de la vida humana. En este día nos hemos dado cuenta que Dios pone algunas leyes que van a regular la esclavitud y que van a regular las injurias que tenemos entre los seres humanos. Y este código de la ley, pues es muy antiguo, tiene más de 3000 años y debemos entender un poco que la cultura y las leyes de aquel entonces eran diferentes. Las tradiciones eran diferentes.


  • No podemos criticar lo que Dios ordenó o la manera como se hacía, porque, en ese tiempo, pues eran las prácticas del momento. Así que Dios escoge a este pueblo con quien quiere hacer su obra, con quién puede experimentar su amor, su misericordia, pero ellos eran un pueblo con una cultura específica, así como es la cultura de hoy. Yo creo que, si estos hombres vinieran a nuestros tiempos y nos vieran pegados de los celulares y más pegados de los animales, de nuestras mascotas, que, de nuestros seres queridos, también estarían un poco confundidos. Y lo que tenemos que aprender de aquí, es que con estas leyes podemos aprender muchas cosas de la moralidad que tiene en la vida de las personas en ese tiempo, pues esa moralidad, lo único que reflejaba, era el temor de Dios. Y por eso hablan de las leyes de la esclavitud. Pero en ese tiempo la esclavitud era muy dura entre todos los pueblos. Sin embargo, parece que para los hebreos no era lo mismo porque tienen hoy como un espíritu humanitario frente a esa ley de Moisés, a la ley mosaica. Y hay que entenderlo en ese contexto: Dios permite la esclavitud, pero la regula. Que no puedan hacer las injusticias contra otros como lo estaban haciendo los demás pueblos. Y nos muestra que, en ese tiempo, la esclavitud había un máximo de seis años y al séptimo año, pues el esclavo era dejado en libertad sin tener que pagar nada.


  • ¡Qué maravilloso! Totalmente diferente al concepto que nosotros conocemos de esclavitud. Aquí, si el esclavo llegaba soltero, soltero se iba sin ninguna deuda. Si el esclavo era casado y servía a su amo o, por medio de algún acuerdo con su amo, traía a su esposa a vivir con él, pues a sus hijos y él serían dejados en libertad y su esposa. Y así vamos viendo cómo se van dando las leyes de una manera diferente. Esta esclavitud es regulada por la ley de Moisés, que va a proveer una salida de la miseria a los que estuvieran en deuda y que no podían pagar. Así podían servir como esclavos por seis años, pagaban su deuda y “calabaza, calabaza, cada uno para su casa”. Durante ese tiempo, el amo pues era responsable. ¿De qué? De alimentar al esclavo y, si era casado y tenía hijos, pues también tenían que alimentarlos a ellos. Así que podemos ver también que la ley va a mostrar que, si el amo golpeaba al esclavo o le causaba algún daño físico, pues el esclavo recobraba su libertad, sin deber nada. Qué contraste bien grande con los demás pueblos y especialmente en el tiempo de Cristo bajo el Imperio Romano, que los esclavos no tenían ningún derecho, ni tenían ninguna protección como lo vivimos nosotros aquí en nuestro continente.

  • Así que vamos a luchar por la libertad de tantas personas que hoy están esclavas del tráfico de blancas, que son esclavos como trabajadores inmigrantes ilegales y los abusan, y los usan y re-usan y re-abusan y nosotros nos quedamos en silencio y no decimos nada. Hay muchas cosas que nos tenemos que replantear. Por eso hoy todas estas lecturas nos invitan a que anunciamos por siempre, que cantemos por siempre, a este Dios de Jacob que siempre quebranta de frente al malvado y que al honrado siempre lo alzará, como decía el Salmo en la última parte.

  • Así que tú y yo a luchar por los intereses de todo el pueblo. Que se acabe la esclavitud, que podamos pagar nuestras deudas, que no quedemos humillados para siempre, que podamos recobrar nuestra libertad, nuestra dignidad, que podamos ser gente que es justa con los demás, especialmente con aquellos que, por una u otra razón, lo han perdido todo y no se han podido levantar, que están luchando por un mejor futuro para ellos, para sus esposas, para sus hijos, y que todavía no han podido.


ORACIÓN FINAL

Pero, antes de irme, quiero recordarles que tenemos un compromiso: el mío, de orar por ustedes y ustedes que por favor oren por mí, para que yo pueda ser fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo, lo que comparto; para que pueda enseñar siempre la verdad y para que yo también pueda cumplir lo que ha enseñado, especialmente de darle la libertad los cautivos, a los presos, a los oprimidos. Y que la bendición de Dios Todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y los acompañe siempre. ¡Que Dios los bendiga!

PARA MEDITAR

  • ¿En qué momento me he portado de manera arrogante con otras personas (con el señor o la señora que limpia, con el mesero, con alguno de los trabajadores en una tienda)?

  • Presenta todas esas situaciones al Señor, pídele que te ayude a ser más humilde, solidario y justo con los demás y haz el firme propósito de tratar mejor a los demás.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA


Ex 21

62 Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido (cf. DV 3).


63 Israel es el pueblo sacerdotal de Dios (cf. Ex 19, 6), "sobre el que es invocado el nombre del Señor" (Dt 28, 10). Es el pueblo de aquellos "a quienes Dios habló primero" (Viernes Santo, Pasión y Muerte del Señor, Oración universal VI, Misal Romano), el pueblo de los "hermanos mayores" en la fe de Abraham (cf. Discurso en la sinagoga ante la comunidad hebrea de Roma, 13 abril 1986).


Ex 21, 1-11

421 "Los fieles cristianos creen que el mundo [...] ha sido creado y conservado por el amor del Creador, colocado ciertamente bajo la esclavitud del pecado, pero liberado por Cristo crucificado y resucitado, una vez que fue quebrantado el poder del Maligno..." (GS 2,2).


549 Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre (cf. Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf. Lc 19, 8), de la enfermedad y de la muerte (cf. Mt 11,5), Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf. Lc 12, 13. 14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado (cf. Jn 8, 34-36), que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.


1733 En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de la libertad y conduce a la esclavitud del pecado (cf Rm 6, 17).


COMENTARIOS ADICIONALES

Ceremonia para la Firma de la Declaración de los Líderes Religiosos Contra la Esclavitud. Palabras del Santo Padre Francisco. Casina Pio IV, Martes 2 de diciembre de 2014


"Señoras y Señores,


Agradezco a todos los líderes religiosos aquí reunidos por su compromiso en favor de los sobrevivientes de la trata de personas, y a todos los presentes por su intensa participación en este acto de fraternidad especialmente para con los más sufridos de nuestros hermanos.


Inspirados por nuestras confesiones de fe, hoy nos hemos reunido con motivo de una iniciativa histórica y de una acción concreta: declarar que trabajaremos juntos para erradicar el terrible flagelo de la esclavitud moderna en todas sus formas.


La explotación física, económica, sexual y psicológica de hombres, mujeres y niños y niñas actualmente encadena a decenas de millones de personas a la deshumanización y a la humillación.


Cada ser humano, hombre, mujer, niño, niña es imagen de Dios. Dios es Amor y libertad que se dona en relaciones interpersonales, así cada ser humano es una persona libre destinada a existir para el bien de otros en igualdad y fraternidad.


Cada una y todas las personas son iguales y se les debe reconocer la misma libertad y la misma dignidad. Cualquier relación discriminante que no respete la convicción fundamental que el otro es como uno mismo constituye un delito, y tantas veces un delito aberrante.


Por eso, declaramos en nombre de todos y de cada uno de nuestros credos que la esclavitud moderna, en término de trata de personas, trabajo forzado, prostitución, explotación de órganos, es un crimen de lesa humanidad. Sus víctimas son de toda condición, pero las más veces se hayan entre los más pobres y vulnerables de nuestros hermanos y hermanas.


En nombre de ellos y ellas, que están llamando a la acción a nuestras comunidades de fe, y sin excepción rechazan completamente toda privación sistemática de la libertad individual con fines de explotación personal o comercial, en nombre de ellos hacemos esta declaración.


A pesar de los grandes esfuerzos de muchos, la esclavitud moderna sigue siendo un flagelo atroz que está presente a gran escala en todo el mundo, incluso como turismo. Este crimen de lesa humanidad se enmascara en aparentes costumbres aceptadas, pero en realidad hace sus víctimas en la prostitución, la trata de personas, el trabajo forzado, el trabajo esclavo, la mutilación, la venta de órganos, el mal uso de la droga, el trabajo de niños. Se oculta tras puertas cerradas, en domicilios particulares, en las calles, en automóviles, en fábricas, en campos, en barcos pesqueros y en muchas otras partes.


Y esto ocurre tanto en ciudades como en aldeas, en las villas de emergencia de las naciones más ricas y más pobres del mundo. Y lo peor, es que tal situación, desgraciadamente, se agrava cada día más.


Llamamos a la acción a todas las personas de fe y a sus líderes, a los Gobiernos, y a las empresas, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que brinden su apoyo férreo y se sumen al movimiento contra de la esclavitud moderna, en todas sus formas. Sostenidos por los ideales de nuestras confesiones de fe y nuestros valores humanos compartidos, todos podemos y debemos levantar el estandarte de los valores espirituales, el esfuerzo mancomunado, la visión liberadora de manera de erradicar la esclavitud de nuestro planeta.


Pido al Señor nos conceda hoy la gracia de convertirnos nosotros mismos en el prójimo de cada persona, sin excepción, y de brindarle ayuda activamente siempre que se cruce en nuestro camino, se trate ya de un anciano abandonado por todos, un trabajador injustamente esclavizado y despreciado, una refugiada o refugiado atrapado por los lazos de la mala vida, un joven o una joven que camine por las calles del mundo víctima del comercio sexual, un hombre o una mujer prostituida con engaños por gente sin temor de Dios, un niño o una niña mutilada de sus órganos, que llaman nuestras conciencias haciendo eco de la voz del Señor: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.


Queridos amigos, gracias por esta reunión, gracias por este compromiso transversal que nos compromete a todos. Todos somos reflejo de la imagen de Dios y estamos convencidos que no podemos tolerar que la imagen del Dios vivo sea sometida a la trata más aberrante.


Muchas gracias."


(Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el día 8 de febrero de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/december/documents/papa-francesco_20141202_dichiarazione-schiavitu.html)