Día 81: Las aguas del Jordán se abren

Evento clave 30: Israel cruza el Jordán (Josué 3-4)

Israel guiado por Josué entra a la Tierra Prometida cruzando el río Jordán.

De esta manera concluye el viaje que comenzó en el Éxodo. Una vez más, Dios separa las aguas, permitiendo a los israelitas caminar por el lecho seco del río (cf. Jos 4 23) Este será exactamente el mismo lugar donde el “Josué” del Nuevo Testamento, Jesús, comenzará su ministerio público (cf. Mt 3)

INTRODUCCIÓN

Empezamos el quinto período bíblico ¡El tiempo se está pasando rápido! Este es el programa número 81. Y, tendremos unos libros principales para estos días que son el libro de Josué y el libro de Jueces y, por supuesto, seguimos con los Salmos.

Nos vamos a dar cuenta de que esta época para los israelitas es de mucha bendición porque finalmente van a entrar a la tierra que se les ha prometido. Ya no está Moisés, ahora las guía Josué, pero para esto tienen que hacer una gran conquista del territorio y después de conquistarlo, pues, lo van a tener que dividir entre las doce tribus. Y, nos daremos cuenta de que dos tribus y media van a estar a un lado y el resto al otro. Y, los levitas serán un caso especial en la división. Así que, nada es fácil sobre todo cuando estamos dividiendo herencias o dinero o propiedades. Así que, quedan muchos problemas por resolver, incluyendo la falta de unidad nacional y a veces de buen orden ¿no? Siempre el dinero y todas estas cosas traen inconvenientes.

Así que, este libro nos muestra una historia de un Dios que lleva a este pueblo a una nación. Pero, para esto hay que hacer batallas contra los cananitas. Así que, podríamos pensar que ellos son los que dan la pelea y no, es el Señor el que está dando la pelea. Y, es para hacernos ver un programa de redención. Están sacando de ese territorio a los que han sido infieles, a los que se han abandonado a los ídolos. Y a Josué le dan la autoridad para conquistar, pero no le dan ni comisión ni conquista, para conquistar todo el mundo a espada, no. Es: “Entren a este territorio, conquisten este territorio. Y, ahí, ustedes están en paz y no van a querer seguir buscando riquezas por todos lados, no. Van a ser colocados aquí por Dios porque esta Tierra va a ser establecida como ese lugar donde la comunidad puede ser fiel a Dios, donde va a haber reglas para cómo dirigirse y relacionarse con Dios y para que ellos sean testigos de que Dios es una bendición y que cuando estamos con Dios ganamos todas las batallas”.

Pero, también se le advierte a Israel que, si se vuelven desleales, que, si ellos adoptan las culturas y las prácticas de los que estaban ahí antes, pues, lo van a perder todo. Y, pues el Señor les quitará esa tierra porque no les pertenece a ellos, le pertenece al Señor. Es lo que estamos viendo en estos días y lo iremos descubriendo a través de los Jueces. Eventualmente nos daremos cuenta de por qué se da un exilio.

Así que, no pensemos que la guerra es buena, no. La guerra es una maldición terrible para la raza humana que siempre nos trae maneras incorrectas de poseer riquezas o tierras. Pidamos por la paz en el mundo, para que no haya guerras y para que tú y yo seamos testimonios de un Dios que es un Dios de paz, un Dios que no rechaza al ser humano, sino que lo acoge, que lo quiere perdonar y que quiere hacer con ellos un mundo de paz. Así que, vamos a iniciar.

ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, Tú que haces elocuente la lengua de los niños, educa también la mía e infunde en mis labios la gracia de Tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y a ti te invito para que pidas al Espíritu Santo que abra nuestra mente y nuestro corazón para que podamos gozar de estas palabras de Dios en nuestra vida hoy.

PUNTOS CLAVES

  • Se nos está pasando el tiempo rápidamente, ya llegamos a esta parte que es la quinta parte de nuestro estudio y que vamos a descubrir tantas bendiciones que Yahvé había preparado para el pueblo. Y cómo, a veces, nosotros no estamos listos para recibir tantas bendiciones. Llega Josué con el pueblo a pasar el río el día de hoy y pasan cosas interesantísimas.

  • Hoy tenemos el color verde que nos recuerda que empezamos este cruce del río Jordán con el Arca de la Alianza. Y, este período, pues ya lo dije antes, estará siempre ilustrado por el libro de Josué y de Jueces que nos van a mostrar cómo Josué va a guiar al pueblo al ingreso a la tierra. Pero, no Josué, es Yahvé él que siempre está guiando al pueblo. Y, con esto se va a completar la etapa que comenzó desde el Éxodo, que era la liberación del pueblo de Egipto y la entrada a la Tierra Prometida. Así que, hay una relación interesantísima del paso que se da con Moisés. Se dividieron las aguas del mar Rojo para dejar atrás a Egipto. Y, hoy se abren las aguas del río Jordán para entrar a la Tierra Prometida. Y, qué hermoso ver cómo es Yahvé quien seca tanto el mar como el río para que su pueblo pueda pasar.

  • Pero nos dábamos cuenta también cómo Josué envió a Jericó estos espías y estos llegan a la casa de una mujer, Rajab, quien es una prostituta. Y, ¿quién se va a imaginar que esta mujer es quien los va a ayudar? Más adelante es la que va a ser salvada en Jericó cuando esta viene a ser destruida. Estos hombres que llegan a la casa de la mujer, pues están con miedo, saben que pueden morir. Pero, qué interesante ver cómo Dios extiende su mano generosa y mueve el corazón de una mujer cananea para que esta tenga misericordia y con esa misma misericordia ella va a ser salva.

  • Qué lindo que nosotros empezáramos a descubrir que Dios, primero, no nos abandona. Pero, también cómo es cierto, que nos lo decía Jesús en el evangelio, que Dios es un Dios misericordioso y, aunque en este momento vamos a ver muchas guerras, mucha destrucción, nos damos cuenta de que la guerra y la destrucción le han venido a estos pueblos porque son pueblos idólatras que se han alejado de las buenas tradiciones, de las buenas costumbres y ahora Dios les quita esa tierra para dársela a los israelitas.

  • Tenemos que pensar que Dios ha escogido a Israel y que lo ha elegido para que sea entre todos los pueblos de la Tierra su propiedad. Pero, esto no significa que Dios haya rechazado al resto de los hombres, no. Todos nosotros somos parte de la familia de Dios. Había pueblos sin esperanza, hoy hay gente sin esperanza. Y, Dios nos está llenando de esta nueva esperanza, así como se la dio hoy a Rajab, como se la da a estos pueblos que vienen a tomar posesión de esta tierra. Ya hay dos y medio que se quedan a un lado del Jordán, los demás están pasando al otro lado.

  • Con Rajab hoy podemos aprender que nuestra fe en Dios siempre nos tiene que ayudar a demostrar benevolencia hacia los demás, hacia los necesitados, hacia los perseguidos. Esta mujer no cree en Yahvé, pero ha escuchado hablar de Yahvé y dice: “Miren, yo los voy a ayudar a ustedes, pero ayúdenme a mí, porque yo sé que su Dios es poderoso, que su Dios todo lo puede hacer”. Así que, tenemos algo muy hermoso el día de hoy. Un gran testimonio por una no creyente que de la noche a la mañana empieza a creer, no porque haya sido evangelizada sino porque ha visto lo que Dios ha hecho.

  • Por eso, tú y yo debemos dar testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Es interesantísimo cómo esta mujer también empieza a darnos como un anticipo de lo que va a ser María, la que viene a traer la salvación, la que también tiene que esconder a su hijo, la cual es leal a Dios, la cual va a traer la salvación, no sólo para su familia sino para todo el mundo. Así que, esta mujer que coopera con el plan de Dios recibe la salvación. Por eso, también a María, la que coopera con el plan de Dios, hoy la llamamos la bienaventurada Virgen María.

  • Me dieron la oportunidad de hablar de mi más favorita de todas, la Virgen María ¡Qué lindo! Así que, hoy nos disponemos para empezar esta nueva sección que es la quinta, que es la conquista y los Jueces. Preparémonos para seguir recibiendo bendiciones, para seguir dando este paso con fidelidad por pasar las aguas del río Jordán, para tomar posesión de la Tierra Prometida y para aprender que no somos nosotros los que vamos a conseguir la Tierra Prometida, que se nos va a dar, pero para esto Dios nos pide fidelidad.

ORACIÓN FINAL

Como siempre, antes de despedirme quiero pedirles a ustedes que por favor oren por mí para que sea fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo y lo que comparto con ustedes, para que pueda enseñar siempre la verdad y para que yo también pueda cumplir lo que he enseñado. Y, que la bendición de Dios todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre ¡Que Dios los bendiga!

PARA MEDITAR

  • Hoy vimos cómo Yahvé repetidas veces le dice a Josué que no tema y que sea valiente ¿Qué situaciones difíciles están pasando en tu vida actualmente? En oración, entrégale al Señor los temores que esta situación te causa. Puedes recitar la Coronilla a la Divina Misericordia para crecer en tu confianza en el Señor que batalla por ti.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Jos 3, 10

2112 El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los “ídolos [...] oro y plata, obra de las manos de los hombres”, que “tienen boca y no hablan, ojos y no ven”. Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: “Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza” (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19). Dios, por el contrario, es el “Dios vivo” (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene en la historia.

(Todas las citas están tomadas del Catecismo de la Iglesia Católica disponible en línea en el sitio web del Vaticano. https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html)


COMENTARIOS ADICIONALES

Benedicto XVI. Audiencia General. Miércoles 15 de junio de 2005

El Señor, esperanza del pueblo

[Nota de V. Salazar: En esta meditación, S.S. Benedicto XVI se refiere al Salmo 122, que corresponde al Salmo 123 en la numeración que sigue el podcast "La Biblia en un Año", correspondiente al Día 81.]

1. Jesús, en el evangelio, afirma con gran fuerza que el ojo es un símbolo que refleja el yo profundo, es un espejo del alma (cf. Mt 6, 22-23). Pues bien, el salmo 122, que se acaba de proclamar, incluye un entramado de miradas: el fiel eleva sus ojos hacia el Señor y espera una reacción divina, para captar un gesto de amor, una mirada de benevolencia. También nosotros elevamos nuestra mirada y esperamos un gesto de benevolencia del Señor.

A menudo en el Salterio se habla de la mirada del Altísimo, el cual "observa desde el cielo a los hijos de Adán, para ver si hay alguno sensato que busque a Dios" (Sal 13, 2). El salmista, como hemos escuchado, utiliza la imagen del esclavo y de la esclava, que están pendientes de su señor a la espera de una decisión liberadora.

Aunque la escena corresponde a la situación del mundo antiguo y a sus estructuras sociales, la idea es clara y significativa: esa imagen, tomada del mundo del Oriente antiguo, quiere exaltar la adhesión del pobre, la esperanza del oprimido y la disponibilidad del justo con respecto al Señor.

2. El orante espera que las manos divinas se muevan, porque actúan según la justicia, destruyendo el mal. Por eso, en el Salterio el orante a menudo eleva los ojos hacia el Señor poniendo en él su esperanza: "Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red" (Sal 24, 15), mientras "se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios" (Sal 68, 4).

El salmo 122 es una súplica en la que la voz de un fiel se une a la de toda la comunidad. En efecto, el Salmo pasa de la primera persona singular —"A ti levanto mis ojos"— a la plural "nuestros ojos" y "Dios mío, ten misericordia de nosotros" (cf. vv. 1-3). Se expresa la esperanza de que las manos del Señor se abran para derramar dones de justicia y libertad. El justo espera que la mirada de Dios se revele en toda su ternura y bondad, como se lee en la antigua bendición sacerdotal del libro de los Números: "Ilumine el Señor su rostro sobre ti y te sea propicio; el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz" (Nm 6, 25-26).

3. La segunda parte del Salmo, caracterizada por la invocación: "Misericordia, Dios mío, misericordia" (Sal 122, 3), muestra cuán importante es la mirada amorosa de Dios. Está en continuidad con el final de la primera parte, donde se reafirma la confianza "en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia" (v. 2).

Los fieles necesitan una intervención de Dios, porque se encuentran en una situación lamentable de desprecio y burlas por parte de gente prepotente. El salmista utiliza aquí la imagen de la saciedad: "Estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos" (vv. 3-4).

A la tradicional saciedad bíblica de alimento y de años, considerada un signo de la bendición divina, se opone una intolerable saciedad, constituida por una cantidad exorbitante de humillaciones. Y nos consta que hoy también numerosas naciones, numerosas personas realmente están saciadas de burlas, demasiado saciadas del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos.

Pidamos por ellos y ayudemos a estos hermanos nuestros humillados.

Por eso, los justos han puesto su causa en manos del Señor y él no permanece indiferente a esos ojos implorantes, no ignora su invocación, y la nuestra, ni defrauda su esperanza.

4. Al final, demos la palabra a san Ambrosio, el gran arzobispo de Milán, el cual, con el espíritu del salmista, pondera poéticamente la obra que Dios realiza a favor nuestro en Jesús, nuestro Salvador: "Cristo lo es todo para nosotros. Si quieres curar una herida, él es médico; si tienes sed, es fuente; si estás oprimido por la iniquidad, es justicia; si necesitas ayuda, es fuerza; si temes la muerte, es vida; si deseas el cielo, es camino; si huyes de las tinieblas, es luz; si buscas alimento, es comida" (La virginidad, 99: SAEMO, XIV, 2, Milán-Roma 1989, p. 81).

(Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el 22 de marzo de 2022. https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2005/documents/hf_ben-xvi_aud_20050615.html)