Día 41: Justicia con los enemigos

INTRODUCCIÓN

Hoy seguimos con el libro del Éxodo, estamos en los capítulos referentes al Código, a lo que es el Código de la Alianza y se dan ciertas leyes. Y hoy veremos cómo hay leyes acerca de la difamación y el falso testimonio, pues se enfatiza siempre la justicia, la caridad. También veremos la importancia de lo que se llama el “Año del Reposo”, también es el sábado y veremos mucha relación con lo que nosotros llamamos Pentecostés.

Ya vamos a empezar a descubrir algunos elementos de los hebreos que pasaron al cristianismo y que tienen mucho significado y mucha importancia para nosotros. También veremos tres fiestas que son muy importantes, hay la fiesta del sacrificio también. Y aparece un ángel, hay una promesa con un ángel. siempre surge la pregunta de ¿Quién es ese ángel? Bueno, ya veremos si se nos da la respuesta o no.

Estas normas que veremos hoy nos advierten que debemos ser cuidadosos con lo que decimos, pues es una regla que nos pide Dios, es una regla de conducta divina y un chismoso actuando entre la gente puede ser tan peligroso, como un asesino. A veces no nos damos cuenta, pero matamos a las personas con nuestros comentarios. Yo siempre le digo a los niños: “cuando le quitamos las plumas a una gallina, es difícil ponérselas otra vez. No le quedan igual”.

Cuando atentamos con comentarios, ante la dignidad de una persona, después de que ha perdido esa dignidad pues ya no va a ser igual, así nos retractamos de lo dicho antes. Así que, estas reglas van a mostrarnos un poco acerca del noveno mandamiento y de la necesidad de actuar con justicia, ser imparciales en las cortes; y los israelitas siempre se preocupaban para que hubiese un testigo que fuera veraz, no por cualquiera.

Y esto pasó a nosotros y vemos cómo en los romanos la justicia se interpreta con una mujer que tiene vendado los ojos porque no se puede ayudar ni al pobre, ni al rico, la justicia tiene que ser imparcial por eso sostiene una balanza, pero también tiene una espada que dice que cuando se pronuncia la sentencia pues se tiene que ejecutar el castigo; y con la balanza pues ya sabemos que tenemos que ser imparciales y no puede haber favoritismos.

Tantas cosas hermosas que se nos vienen en estas lecturas. No sé si estamos preparados, yo cada día trato de prepararme más, es más oro y le pido al Señor que me ayude para que, pueda entender para que pueda, no sólo entender sino hacer que esta historia de la salvación sea parte de mi vida hoy.

Hoy estaremos leyendo Levítico que también trae algunos regalos para nosotros y el Salmo 77. Este es el día 41.


ORACIÓN INICIAL

Padre de amor y misericordia, tú que haces elocuente la lengua a los niños, educa también la mía, infunde en mis labios la gracia de tu bendición, Padre, Hijo y Espíritu Santo

Y a ti te invito para que juntos pidamos ese Espíritu Santo el cual, puede abrir nuestra mente y nuestro corazón para que nos podamos gozar hoy en esta palabra de Dios que se nos ha proclamado.


PUNTOS CLAVES

  • Y continuamos con esta historia tan hermosa, que es la historia nada más y nada menos que de nuestra salvación. Y hoy llegamos a momentos muy interesantes, donde podemos descubrir a un Dios que es eternamente misericordioso, que permite que, nosotros podamos limpiarnos de nuestros pecados, que podamos hacer sacrificios que nos ayuden a nosotros para descubrir su amor y su misericordia. Y es por eso que escuchamos todos estos sacrificios que a veces no son los más interesantes porque, por lo menos a mí, toda esa sangre, todos esos sacrificios, animales, digo yo, no estoy seguro si los pudiera hacer el día de hoy, pero Dios sigue insistiendo a su pueblo que haga estas cosas, el pueblo lo hace y con eso encuentra favor de Dios.

  • También quisiera que miráramos un poquito las palabras del Salmo de hoy, son extremadamente hermosas que no podemos nosotros olvidar las maravillas que Dios ha hecho desde antaño, no podemos olvidar que Dios ha tenido un santo proceder para con nosotros y que nos ha demostrado que Dios es el más grande entre todos los dioses, es decir, es el único. Porque es el único que ha obrado maravillas, que nos ha mostrado su poder y que nos ha rescatado entre los pueblos.

  • Es lo que dicen los hebreos y tal vez tú y yo podemos decir lo mismo, tenemos un Dios que es maravilloso, que nos ha venido ayudando todo el tiempo y que a veces decimos: “¿dónde está ese Dios?” Y está ahí al lado nuestro, está dándonos la mano, está siempre acompañándonos y simplemente a veces no nos hemos dado que está tan cerca, tan cerca, y hoy vemos que Dios empieza a mostrar su amor y su misericordia por su pueblo y les dice: “está bien que trabajen, está bien que hagan cosas, pero también está bien que descansen, que dejen un poquito para el descanso. No que sean perezosos y no hagan nada, no, pero que sí hagan un poco de descanso”. Porque Dios entiende que todos trabajamos y necesitamos ese momento y hay que tomar momentos nosotros y nuestros servidores, la servidumbre. Dice que también el forastero y los locales deben descansar, o sea la ley aplica para todos los hombres. No podemos pensar que sólo es un bien para mí, sino no, todo lo contrario, es para todos los hombres que viene el descanso y es una manera de honrar a Dios cuando descansamos. Y tal vez tú y yo tenemos que hacer caso a esas palabras porque a veces no damos descanso a nuestra vida.

  • También quisiera recalcar algo muy importante, las leyes nos las han mostrado que debemos restituir, que debemos hacer cosas por los demás, y además en este día se nos advierte que debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos. Debemos no dejarnos influenciar por las mayorías, debemos dejarnos influenciar por la voluntad de Dios que es la única que nos tiene que guiar, que nos tiene que mostrar lo que es importante. Por eso para los israelitas se establecen tres fiestas que son muy importantes y todos deben participar en estas celebraciones. Primero es la “Fiesta de la Pascua” que, les va a recordar a ellos que han tenido la protección divina durante la última plaga y de esa manera salieron apresurados de Egipto y por eso van a, después de esa fiesta, celebrar siete días en los que van a comer pan sin levadura. También está la famosa “Fiesta de la Siega” que es llamada la “Fiesta de las Semanas” y que se celebra por siete semanas y llegado el día cincuenta pues hay una gran fiesta que, después en el Nuevo Testamento se va a llamar la “Fiesta de Pentecostés”.

  • Y por eso decía al principio que hay una, empezamos a ver la relación de nuestra Pascua, de nuestro Pentecostés, porque lo hemos heredado de ellos. Y la tercera fiesta que se les pide a ellos que celebren es la “Fiesta de las Cosechas” que también se llamó la “Fiesta de los Tabernáculos” y con esto cada uno tenía que ofrecerle a Dios sus primicias, sus cultivos que les daba.

  • ¿Qué le estás ofreciendo tu a Dios? A veces hay gente que se gana su primer cheque y lo enmarca, o su primer dólar, o su primer peso o lo que sea, cualquiera que sea tu moneda, pero ¿qué le has ofrecido tú al Señor? ¿Qué le has ofrecido de tu trabajo? ¿Qué le quieres ofrecer? Hay que guardar algo para el Señor también.

  • Así que hoy hemos visto tantas cosas hermosas, que los israelitas no se deben conectar con pactos absolutos con los dioses que hay en otros países, que Dios los va a guiar por esos países pero que, ellos no pueden entrar en relación con esos dioses porque, al contrario, tienen que mostrarle a esa gente que Dios es el verdadero Dios.

  • Tú le estás mostrando a tu amigo que cree en brujería, en el horóscopo, en la lectura del cigarrillo ¿le has enseñado que hay un Dios que es verdadero y que es Jesús? Que no podemos dejarnos llevar por eso. ¿Le has enseñado que el Espíritu Santo puede guiar su presente y su futuro y sacarlo de la esclavitud?

  • Tal vez hoy es ese día, en que podemos en medio de tantos ídolos que hay, en medio de tanta angelología falsa, entre tanta nueva era y tantos movimientos raros que están existiendo decirles: “¡Oye! Te voy a presentar a un Dios que es verdadero, que ha hecho obras grandes en mí, que me ha amado, que me ha guiado, que me ha mostrado su misericordia, que me ha ayudado en la justicia, que me ha ayudado a que, no todos se vengan contra mí y me ha ayudado a que yo no me vaya contra el indefenso, contra el pobre, contra el que está en menos ventaja que yo y ese es Yahvé y su Hijo se llama Jesús de Nazaret y está con el Espíritu Santo que nos guía y que nos ilumine.


  • Así que, hoy es un gran motivo para celebrar y cuando se cumpla el tiempo de Dios, nos daremos cuenta que hemos obrado con justicia y con amor, así como obró Dios, quien con justicia y con amor nos envió a su hijo Jesucristo y con Él nos mostró cómo se llevaría la cruz y cómo podríamos también limpiarnos de nuestros pecados.

  • Por tal motivo Jesucristo, hoy en día, es el único que está autorizado para proclamar que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie puede ir al Padre si no es por Él. El nuevo Cordero que se inmola por nuestros sacrificios, el Cordero que fue enviado a cargar con nuestros pecados, con esa cruz, que lo entregó todo, hasta la última gota de su sangre, para que tú y yo seamos redimidos, para que tú y yo dejemos los falsos dioses y le digamos: “Eres tú Jesús quien vive y eres tú el centro de mi vida y tú eres la fuerza que me motiva. Y gracias a ti seguiré la ley de Dios, porque esa ley me ha redimido y me ha limpiado de mi pecado."


ORACIÓN FINAL

Padre misericordioso, que este momento no sea más que un momento de alabanza y gloria para ti, porque has ofrecido al mejor Cordero, al Cordero sin mancha, lo has sacrificado, has sacado hasta la última gota de su sangre y hoy nos lo entregas a nosotros, en cuerpo alma y divinidad para nuestra salvación. Te pedimos que nos ayudes, que nos ampares y nos libres de cualquier tentación contra los falsos dioses.

Y a ti que me estás escuchando, te pido por favor que ores por mí, para que yo pueda ser fiel a este ministerio que se me ha confiado, para que pueda vivir con fe lo que leo, para que pueda enseñar lo que creo y para que pueda cumplir lo que he enseñado. Y que la bendición de Dios todopoderoso que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y te acompañen siempre. Que Dios te bendiga.


PARA MEDITAR

  • Haz una revisión profunda de conciencia y pídele al Espíritu Santo que te muestre qué ídolos persisten aún en tu vida (prácticas Nueva Era, horóscopos, angelología falsa, cristales, energía universal, santería, etc…). Pídele perdón al Señor y acércate al Sacramento de la Reconciliación.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Ex 23, 7

2261 La Escritura precisa lo que el quinto mandamiento prohíbe: “No quites la vida del inocente y justo” (Ex 23, 7). El homicidio voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del ser humano, a la regla de oro y a la santidad del Creador. La ley que lo proscribe posee una validez universal: obliga a todos y a cada uno, siempre y en todas partes.


Ex 23, 12

2172 La acción de Dios es el modelo de la acción humana. Si Dios “tomó respiro” el día séptimo (Ex 31, 17), también el hombre debe “descansar” y hacer que los demás, sobre todo los pobres, “recobren aliento” (Ex 23, 12). El sábado interrumpe los trabajos cotidianos y concede un respiro. Es un día de protesta contra las servidumbres del trabajo y el culto al dinero (cf. Ne 13, 15-22; 2Cro 36, 21).


Ex 23, 20-23

322 Cristo nos invita al abandono filial en la providencia de nuestro Padre celestial (cf. Mt 6, 26-34) y el apóstol san Pedro insiste: "Confiadle todas vuestras preocupaciones pues él cuida de vosotros" (1 P 5, 7; cf. Sal 55, 23).


Lv 16, 2 y Lv 16, 15-16

433 El Nombre de Dios Salvador era invocado una sola vez al año por el sumo sacerdote para la expiación de los pecados de Israel, cuando había asperjado el propiciatorio del Santo de los Santos con la sangre del sacrificio (cf. Lv 16, 15-16; Si 50, 20; Hb 9, 7). El propiciatorio era el lugar de la presencia de Dios (cf. Ex 25, 22; Lv 16, 2; Nm 7, 89; Hb 9, 5). Cuando san Pablo dice de Jesús que "Dios lo exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre" (Rm 3, 25) significa que en su humanidad "estaba Dios reconciliando al mundo consigo" (2 Co 5, 19).


Lv 16, 15-16

La muerte de Cristo es el sacrificio único y definitivo

613 La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (cf. 1 Co 5, 7; Jn 8, 34-36) por medio del "Cordero que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29; cf. 1 P 1, 19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (cf. 1 Co 11, 25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios (cf. Ex 24, 8) reconciliándole con Él por "la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26, 28; cf. Lv 16, 15-16).


COMENTARIOS ADICIONALES


Mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2017. 15 de enero de 2017


Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz


"[...]Hoy, la emigración no es un fenómeno limitado a algunas zonas del planeta, sino que afecta a todos los continentes y está adquiriendo cada vez más la dimensión de una dramática cuestión mundial. No se trata sólo de personas en busca de un trabajo digno o de condiciones de vida mejor, sino también de hombres y mujeres, ancianos y niños que se ven obligados a abandonar sus casas con la esperanza de salvarse y encontrar en otros lugares paz y seguridad. Son principalmente los niños quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración, casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus aspectos negativos. La carrera desenfrenada hacia un enriquecimiento rápido y fácil lleva consigo también el aumento de plagas monstruosas como el tráfico de niños, la explotación y el abuso de menores y, en general, la privación de los derechos propios de la niñez sancionados por la Convención Internacional sobre los Derechos de la Infancia.


La edad infantil, por su particular fragilidad, tiene unas exigencias únicas e irrenunciables. En primer lugar, el derecho a un ambiente familiar sano y seguro donde se pueda crecer bajo la guía y el ejemplo de un padre y una madre; además, el derecho-deber de recibir una educación adecuada, sobre todo en la familia y también en la escuela, donde los niños puedan crecer como personas y protagonistas de su propio futuro y del respectivo país. De hecho, en muchas partes del mundo, leer, escribir y hacer cálculos elementales sigue siendo privilegio de unos pocos. Todos los niños tienen derecho a jugar y a realizar actividades recreativas, tienen derecho en definitiva a ser niños.


Sin embargo, los niños constituyen el grupo más vulnerable entre los emigrantes, porque, mientras se asoman a la vida, son invisibles y no tienen voz: la precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; la ausencia de adultos que los acompañen impide que su voz se alce y sea escuchada. De ese modo, los niños emigrantes acaban fácilmente en lo más bajo de la degradación humana, donde la ilegalidad y la violencia queman en un instante el futuro de muchos inocentes, mientras que la red de los abusos a los menores resulta difícil de romper.


¿Cómo responder a esta realidad?


En primer lugar, siendo conscientes de que el fenómeno de la emigración no está separado de la historia de la salvación, es más, forma parte de ella. Está conectado a un mandamiento de Dios: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto» (Ex 22,20); «Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto» (Dt 10,19). Este fenómeno es un signo de los tiempos, un signo que habla de la acción providencial de Dios en la historia y en la comunidad humana con vistas a la comunión universal. Sin ignorar los problemas ni, tampoco, los dramas y tragedias de la emigración, así como las dificultades que lleva consigo la acogida digna de estas personas, la Iglesia anima a reconocer el plan de Dios, incluso en este fenómeno, con la certeza de que nadie es extranjero en la comunidad cristiana, que abraza «todas las naciones, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7,9). Cada uno es valioso, las personas son más importantes que las cosas, y el valor de cada institución se mide por el modo en que trata la vida y la dignidad del ser humano, especialmente en situaciones de vulnerabilidad, como es el caso de los niños emigrantes.


También es necesario centrarse en la protección, la integración y en soluciones estables.


Ante todo, se trata de adoptar todas las medidas necesarias para que se asegure a los niños emigrantes protección y defensa, ya que «estos chicos y chicas terminan con frecuencia en la calle, abandonados a sí mismos y víctimas de explotadores sin escrúpulos que, más de una vez, los transforman en objeto de violencia física, moral y sexual» (Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado 2008).


Por otra parte, la línea divisoria entre la emigración y el tráfico puede ser en ocasiones muy sutil. Hay muchos factores que contribuyen a crear un estado de vulnerabilidad en los emigrantes, especialmente si son niños: la indigencia y la falta de medios de supervivencia ―a lo que habría que añadir las expectativas irreales inducidas por los medios de comunicación―; el bajo nivel de alfabetización; el desconocimiento de las leyes, la cultura y, a menudo, de la lengua de los países de acogida. Esto los hace dependientes física y psicológicamente. Pero el impulso más fuerte hacia la explotación y el abuso de los niños viene a causa de la demanda. Si no se encuentra el modo de intervenir con mayor rigor y eficacia ante los explotadores, no se podrán detener las numerosas formas de esclavitud de las que son víctimas los menores de edad.


Es necesario, por tanto, que los inmigrantes, precisamente por el bien de sus hijos, cooperen cada vez más estrechamente con las comunidades que los acogen. Con mucha gratitud miramos a los organismos e instituciones, eclesiales y civiles, que con gran esfuerzo ofrecen tiempo y recursos para proteger a los niños de las distintas formas de abuso. Es importante que se implemente una cooperación cada vez más eficaz y eficiente, basada no sólo en el intercambio de información, sino también en la intensificación de unas redes capaces que puedan asegurar intervenciones tempestivas y capilares. No hay que subestimar el hecho de que la fuerza extraordinaria de las comunidades eclesiales se revela sobre todo cuando hay unidad de oración y comunión en la fraternidad


En segundo lugar, es necesario trabajar por la integración de los niños y los jóvenes emigrantes. Ellos dependen totalmente de la comunidad de adultos y, muy a menudo, la falta de recursos económicos es un obstáculo para la adopción de políticas adecuadas de acogida, asistencia e inclusión. En consecuencia, en lugar de favorecer la integración social de los niños emigrantes, o programas de repatriación segura y asistida, se busca sólo impedir su entrada, beneficiando de este modo que se recurra a redes ilegales; o también son enviados de vuelta a su país de origen sin asegurarse de que esto corresponda realmente a su «interés superior».


La situación de los emigrantes menores de edad se agrava más todavía cuando se encuentran en situación irregular o cuando son captados por el crimen organizado. Entonces, se les destina con frecuencia a centros de detención. No es raro que sean arrestados y, puesto que no tienen dinero para pagar la fianza o el viaje de vuelta, pueden permanecer por largos períodos de tiempo recluidos, expuestos a abusos y violencias de todo tipo. En esos casos, el derecho de los Estados a gestionar los flujos migratorios y a salvaguardar el bien común nacional se tiene que conjugar con la obligación de resolver y regularizar la situación de los emigrantes menores de edad, respetando plenamente su dignidad y tratando de responder a sus necesidades, cuando están solos, pero también a las de sus padres, por el bien de todo el núcleo familiar.


Sigue siendo crucial que se adopten adecuados procedimientos nacionales y planes de cooperación acordados entre los países de origen y los de acogida, para eliminar las causas de la emigración forzada de los niños.


En tercer lugar, dirijo a todos un vehemente llamamiento para que se busquen y adopten soluciones permanentes. Puesto que este es un fenómeno complejo, la cuestión de los emigrantes menores de edad se debe afrontar desde la raíz. Las guerras, la violación de los derechos humanos, la corrupción, la pobreza, los desequilibrios y desastres ambientales son parte de las causas del problema. Los niños son los primeros en sufrirlas, padeciendo a veces torturas y castigos corporales, que se unen a las de tipo moral y psíquico, dejándoles a menudo huellas imborrables.


Por tanto, es absolutamente necesario que se afronten en los países de origen las causas que provocan la emigración. Esto requiere, como primer paso, el compromiso de toda la Comunidad internacional para acabar con los conflictos y la violencia que obligan a las personas a huir. Además, se requiere una visión de futuro, que sepa proyectar programas adecuados para las zonas afectadas por la inestabilidad y por las más graves injusticias, para que a todos se les garantice el acceso a un desarrollo auténtico que promueva el bien de los niños y niñas, esperanza de la humanidad.


Por último, deseo dirigir una palabra a vosotros, que camináis al lado de los niños y jóvenes por los caminos de la emigración: ellos necesitan vuestra valiosa ayuda, y la Iglesia también os necesita y os apoya en el servicio generoso que prestáis. No os canséis de dar con audacia un buen testimonio del Evangelio, que os llama a reconocer y a acoger al Señor Jesús, presente en los más pequeños y vulnerables.


Encomiendo a todos los niños emigrantes, a sus familias, sus comunidades y a vosotros, que estáis cerca de ellos, a la protección de la Sagrada Familia de Nazaret, para que vele sobre cada uno y os acompañe en el camino; y junto a mi oración os imparto la Bendición Apostólica."


(Tomado del sitio web del Vaticano. Accesado el día 10 de febrero de 2022. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/migration/documents/papa-francesco_20160908_world-migrants-day-2017.html)